Lucha. Mucha lucha necesitó el Atlético de Madrid la primera jornada de este nuevo año en el Estadio Metropolitano para ganar al Getafe. El colegiado andaluz José Luis Munuera Montero no puso las cosas nada fáciles a los pupilos de Diego Pablo Simeone, quienes sacaron todo su carácter y entrega para contrarrestar la polémica actuación de dicho hombre, defendieron el escudo por encima de todo y supieron resolver como es debido en la portería contraria.

Se podría estar hablando del Atleti de siempre, vaya, pero parece que ciertas cosas han cambiado a mejor. En el aspecto técnico el Cholo ha demostrado que tiene la lección bien aprendida y que no sólo sabe jugar al famoso método del unocerismo, pues este sábado en la capital se pudo ver a un conjunto rojiblanco que gozó del setenta por ciento de la posesión del balón, con mucho toque, paciencia desde la zaga, intensidad en todas las líneas y efectividad en la punta. Nada que ver con el habitual bloque defensivo que trae consigo el patadón arriba buscando a Antoine Griezmann. Y buena culpa de ello la tiene el renacido Diego Costa, que gracias a su presión incansable, dio la pizca que tanto necesitaba el equipo.

En el apartado físico y mental, el entrenador argentino sacó a escena otra de sus grandes virtudes: la polivalencia de los hombres que dirige. No es moco de pavo ni muchísimo menos. Solo se consigue con absoluta confianza y trabajo diario. Capaz de lograr que Giménez juegue de mediocentro junto a Gabi sin malograrse las labores, Lucas de fatídico lateral, Koke en el apartado izquierdo, Griezmann en tres posiciones de ataque distintas y Correa perfectamente amoldado en el carril derecho, es mérito indiscutible de Simeone.

Ese fue el detonante. Bordalás no supo revertir tal situación futbolísticamente y apostó por un juego de parones continuos, broncas con poco sentidos y pocas ocasiones de elaboración. Método muy respetable, no cabe duda, pero trajo el descontrol del ya mencionado Munuera Montero, quien amonestó a siete jugadores rojiblancos metiendo en un grave problema a éstos, que, sin embargo, salieron al paso gracias a la incansable lucha que les caracteriza y les ha caracteriza desde tiempos inmemorables. Ya lo sabía el Vicente Calderón, y ahora también el Estadio Metropolitano.