Al principio de esta temporada, había una gran expectación en torno a un jugador: Antoine Griezmann. El atacante francés había realizado varias declaraciones bastante polémicas, en las que afirmaba que estaba listo para irse, que quería ganar títulos y que había un seis sobre diez de posibilidades de acabar en el Manchester United ese verano. Sin embargo, el TAS ratificó la sanción al Atlético de dos mercados de fichajes sin fichar debido a una serie de irregularidades en fichajes de menores de edad, por lo que Griezmann no abandonó el club madrileño.

Sin embargo, del francés solamente estaba presente su cuerpo. Su cabeza aún no se sabe dónde se encontraba, en qué estaría pensando. En el peor momento de la temporada para el Atlético, con la clasificación para los octavos de final de la Champions League muy complicada, el equipo le necesitaba. Pero Griezmann no apareció: se escondió, no dio el paso al frente que se le pide a los mejores jugadores del mundo. La afición rojiblanca cada vez estaba más cansada del jugador, ya que este mostraba  una apatía y un desinterés hacia lo que le rodeaba, como si jugara obligado y sin ganas.

Su peor momento se dio cuando encadenó seis partidos ligueros sin ver puerta: anotó frente al Sevilla en la jornada seis y no volvió a marcar hasta la jornada 13. Seis encuentros en los que el Atlético consiguió dos victorias y cuatro empates. En este período se enfrentó a rivales de gran nivel como el Barcelona, el Villarreal o el Real Madrid. Pero si hubo un hecho clave fue en Riazor, en el partido que medía al Deportivo de la Coruña y al Atlético de Madrid. Gallegos y madrileños empataban a cero cuando, en el minuto 85, Diego Pablo Simeone decidió dar entrada a Giménez y sustituir a Griezmann. Esto fue considerado por muchos como un tirón de orejas del técnico argentino a su futbolista. Al final, los rojiblancos consiguieron imponerse gracias a un gol de Thomas en el descuento.

No obstante, a finales de noviembre Antoine Griezmann mejoró tanto en juego como en goles: encadenó tres partidos seguidos anotando (uno frente a la Roma, dos contra el Levante y uno ganador a la Real Sociedad). No ha vuelto a marcar desde entonces, pero se le ve mucho más involucrado en el juego de su equipo, más activo, ha dejado de estar ausente. Tal vez sea por las ganas y la ilusión de jugar al lado de Diego Costa.

Y es que desde la llegada del hispano-brasileño Griezmann es otro. Vio puerta frente al Lleida y asistió a Correa frente al Getafe. Si sigue a este nivel, puede volver a ganarse a la afición colchonera de nuevo. Además, él y Diego Costa pueden formar una de las mejores duplas atacantes de Europa: la “Costiezmann”. Con ambos jugadores dando su máximo nivel, el Atlético puede aspirar a todo. Costa ya lo está haciendo, ahora falta que el francés siga progresando para volver a ser el futbolista que enamoró a los atléticos el año pasado.