El Málaga cerró la 18ª jornada de Primera División este pasado lunes donde una vez más perdió el encuentro, en casa, ante el Espanyol, alejando la salvación a cinco puntos, que la marca el Deportivo de la Coruña. La imagen de la desolación llegó al finalizar el encuentro cuando las cámaras captaron a Diego González, llorando desconsoladamente en el centro del campo de la Rosaleda.

La situación por Martiricos no es nada fácil. Que se lo pregunten a un "recién llegado" como quien dice, como Diego González. El jugador llegó el verano pasado procedente de la cantera sevillista, con la intención de crecer como futbolista en un equipo importante del fútbol español. Poco a poco ha ido entrando en los planes de Michel, y desde hace unas jornadas se ha ganado la titularidad. Ante el Espanyol, no realizó un partido muy completo, pero su compromiso en el Málaga es más que evidente. Al terminar el encuentro, era un mar de lágrimas. Lágrimas de impotencia, al comprobar que pese a poner todo el esfuerzo sobre el verde, los resultados positivos no llegan, y el equipo ocupa la penúltima plaza de la clasicación a cinco puntos de la salvación.

Tanto jugadores rivales como compañeros, no dudaron en mostrar su apoyo al joven futbolista que no está atravesando un buen momento, al igual que el resto de la plantilla, que desde el centro del campo agradeció el apoyo de la poca gente que quedaba sobre las gradas de la Rosaleda que mostró una de sus peores entradas en los últimos años.