Ya jugado y sumado los tres puntos en el primer partido del año, el Real Sporting de Gijón enfrenta su segundo partido seguido en El Molinón, estadio del que quieren hacer un fortín infranqueable, del que no salga un solo punto.

El feudo sportinguista siempre ha sido conocido por su inagotable afición que anima sin descanso a su equipo, un lugar complicado para los rivales por su ambiente. En estos último tiempos, la buena suerte no ha estado muy del lado de los rojiblancos, pero el 'Templo' siempre ha presentado una imagen impecable, para poner su granito de arena y contribuir en el juego y en la deseada victoria de su equipo.

En esta temporada 2017/18, con cinco meses más que disputar por delante, el Real Sporting ha conseguido sumar un total de 21 puntos en Gijón, de los 30 que acumula en el marcador de la clasificación y que le sirven para estar noveno, puesto lejano de los deseados por el entorno gijonés.

Tras el bache de resultados que sufrió el equipo de Rubén Baraja, y la decepcionante derrota del último partido del año en Granada, los pupilos del 'Pipo' quieren conseguir los seis puntos disputados en la casa sportinguista. Los partidos en El Molinón siempre han sido vitales para los asturianos, y en reiteradas ocasiones se ha incidido en blindar el Molinón, hacer de El Molinón un fortín, pero nada más lejos de la realidad. El Sporting ha recibido al rival en casa en 11 ocasiones, y en cinco ha dejado escapar algún punto.

Sobre todo, en la segunda mitad del campeonato, los jugadores y toda la afición desean no presenciar como su equipo pierde o empata en casa, en una casa en la que cuenta con un respaldo incondicional, que ansía tocar la gloria, y sobre todo retenerla en sus manos algún tiempo de nuevo.

Seis puntos que serían vitales para no descolgarse de los puestos altos, en los que los jugadores se veían hace escasos meses, que disputados en su propio estadio se ven más asequibles, y esto sumado a una enfermería casi vacía hace más posible, algunos ya casi la tocan con las manos, una victoria que devuelva de una vez por todas las sonrisas al templo sportinguista.

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