La primera temporada del Leganés en la división de oro llegaba a su fin. El objetivo, la salvación, no se había alcanzado y no quedaban nada más y nada menos que tres jornadas. El conjunto del sur de Madrid dependía de sí mismo, ya que tan solo necesitaba cuatro puntos para prolongar su estancia en Primera División. El partido ante el cuadro sevillano podría ser determinante.

El Betis, no muy alejado en la tabla, había consolidado su permanencia y la temporada estaba prácticamente finiquitada. Pero el Leganés seguía en la guerra. Un Butarque lleno hasta la bandera sería el escenario en el que saldrían los 11 futuros héroes vestidos de blanquiazul con un objetivo entre ceja y ceja.

Poco tardó la afición en levantarse de su asiento. En el minuto 7, Szymanowski adelantaba a los locales por medio de la pena máxima e iniciaba entonces el dominio del Leganés, que se extendió a lo largo de todo el encuentro. Pero eso no sería suficiente, apenas alcanzados los 15 minutos llegaría el segundo gol obra de El Zhar, que no perdonaría ante la pasividad de la defensa bética.

Todo parecía encarrilado. Pero los goles no habían terminado. Gabriel robaba el esférico en medio campo y sin pensárselo dos veces, levantó la cabeza, vio a Adán adelantado y disparó. El balón rozaba las mallas de la portería y todo Leganés estallaba. La fiesta concluiría con el segundo tanto de Szymanowski tras un robo cerca del área bética. Así fue como crecería el optimismo tanto del equipo como de la afición, que veía la luz al final del túnel a falta de dos jornadas.

Así fue como el Leganés dio su penúltimo paso hacia la salvación. El lunes, se volverán a enfrentar con una situación completamente diferente. Ambos se encuentran empatados a puntos en mitad de tabla, eso sí, el Leganés cuenta con un partido menos.