La inesperada derrota ante el Sevilla a consecuencia de una serie de errores cometidos en cuestión de diez minutos por los colchoneros, fue como un jarro de agua fría para el equipo de Simeone. En primer lugar, Moyá provocaba el primer tanto sevillista interviniendo un balón que, en principio, iba fuera. Para colmo, diez minutos después, un error de Savic volvía a condenar a la cuadrilla, que recibía el segundo gol visitante.

Una derrota que tiene un sabor más que amargo: después de errar un sinfín de ocasiones, el Atlético había conseguido, por fin, adelantarse. Era el dueño y señor del terreno de juego, pero para su desgracia, una cadena de despistes inoportunos le dio la vuelta por sorpresa a la situación.

Esto, sin embargo, es el Atlético de Madrid. Sí, señores: el equipo que nunca deja de creer. La visita a los feudos sevillistas habrá de zanjarse con una victoria por dos goles de diferencia por parte de los atléticos si éstos desean superar los cuartos y plantarse en semis. Difícil, pero no sería la primera vez en que el Atleti lograra pasar de ronda en una competición así de forma inesperada.

Evidencias históricas de por medio

A veces, en el fútbol pasan cosas inexplicables, y más aún en el llamado torneo del KO. Hay razones para creer, y de conseguirse el objetivo, no sería la primera vez. Este club es capaz de sorprender con mucha frecuencia, de plantarle cara al rival y de volverse realmente arduo. Así lo ha demostrado ya en varias ocasiones.

Siempre les gustó el eterno rival

Echando la vista bastante atrás, se divisa aquella eliminatoria de octavos celebrada en la temporada 1964/65. El Real Madrid había vencido en su casa por 1-0, pero un fuerte Atlético, plagado de leyendas tales como Calleja, Ufarte y el mítico Luis Aragonés logró darle un repaso al equipo blanco en el partido de vuelta, que ganaron por 4-0.

Un puñado de años más tarde, en la 86/87 y también contra los vikingos, los rojiblancos lograron transformar un 3-2 inicial en un pase a la final: el resultado en el Calderón fue un 2-0, por obra y gracia de Uralde y Marina.

Una “manita” salvadora

Tres goles en el partido de ida de los octavos de final de la 2010/11 ante el Recreativo le dejaban al Atlético un panorama verdaderamente oscuro. Sin embargo, con Quique Sánchez Flores sentado en el banquillo, la plantilla en la que por entonces militaban el Kun Agüero, Forlán y Simão, entre otros, dio un festival de goles en el Vicente Calderón: una mano pesó más que el único gol que encajó en Recreativo en Madrid, lo cual le dio al Atleti el billete que certificaba su paso a cuartos.

¿Qué esperan? Es el Atlético de Madrid

Aunque sí que ha experimentado algún que otro milagro, sin embargo, si existe hazaña alguna que realmente defina a este Atleti, es la de ser el equipo de la fe por excelencia: el que nunca deja de creer.

Y es que ante las dificultades, los rojiblancos se unen y se crecen, todos en comunión: plantilla, entrenador, cuerpo técnico y afición. A veces, hasta que no tropiezan y se complican la vida, no son verdaderamente conscientes de lo que se están jugando: un “susto” de este tipo es el perfecto aliciente para despertar al más férreo Atlético de Madrid.

Por ello, el equipo que aparentemente se despistó en la segunda mitad del encuentro en Madrid, viaja a Andalucía más motivado que nunca, con la fe bien prendida y por supuesto, con ganas de ganar la Copa.