Hasta los más negativos veían la luz al final del túnel después de la victoria ante el Tenerife. Claro que después de ganar todo es bueno y bonito, y cuando pierdes vuelves a ser malo. De cualquier manera, el Real Zaragoza pretendía alargar el buen comienzo de año asentando el buen juego unido de los resultados en su visita al Granada, pero volvió a aparecer en la trayectoria zaragocista la irregularidad, que ya echaba de menos a los blanquillos. Como novedad en el once, Papu y Pombo actuaron como falsos 9, dejando en el banquillo a Vinicius. Primera derrota de la segunda vuelta y baño de realidad.

Así pues, el choque comenzó de un modo emocionante con el primer susto del Granada. La defensa local mandó un balón largo y Ramos superó a Verdasca en velocidad y regateó a Cristian para finalmente mandar el balón a la madera. Todo esto en el primer minuto de juego, lo que hacía imaginar un partido trepidante en las dos áreas.

El Real Zaragoza salió dubitativo y muy espeso al terreno de juego, y esto se tradujo en un Granada más avispado -a pesar de lo que digan las camisetas- y más intenso, dominando el encuentro con varios saques de esquina peligrosos en los primeros compases donde Cristian fue el más protagonista.

Sin embargo, en la primera jugada que los visitantes quisieron poner calma al juego consiguieron una falta en tres cuartos de campo. La botó Eguaras y Grippo remató de una forma poco ortodoxa pero eficaz, con ayuda del poste, adelantando a los maños en el minuto 12.

Poco duró la alegría, pues otra vez Ramos fue el encargado de rematar un centro adelantándose a Grippo, villano esta vez, con un cabezazo al que no llegó Cristian. El delantero local ponía las tablas en el minuto 15, algo que se preveía desde el inicio del duelo.

El Real Zaragoza no conseguía estabilizar el encuentro mediante su gran virtud, la posesión, principalmente debido a que Eguaras no se sentía cómodo y no estaba cuajando sus mejores minutos, alejándose de su nivel de los últimos partidos. Los blanquillos creaban peligro únicamente a través de balones parados o alguna transición rápida, como la que tuvo Papu a pase de Zapater -otra novedad en el once- en el minuto 21, aunque Javi Varas respondió a la perfección.

Si los maños solo generaban ocasiones de esa manera, el Granada no proponía mucho más, aunque sí intensidad y relativa calma en el juego, así que sus acercamientos se basaban en centros laterales y saques de esquina, con Ramos como principal amenaza. Típico de Segunda División.

Fruto de uno de tantos centros laterales llegó el segundo gol de los locales, el de la remontada. Un centro desde el costado derecho fue despejado en primera instancia, pero el balón cayó en el otro lado, donde estaba Álex para finalizar la jugada con un disparo raso y potente al que Cristian pudo oponer más resistencia. Los granadinos firmaban la remontada en el 39, cuando más duele. Así se llegaba al final de la mala primera mitad del Real Zaragoza, sin apenas posesión ni ideas.

Sin embargo, el comienzo de la segunda parte fue distinto y se vio a un Zaragoza que quiso más la pelota pese a que las ocasiones siguieron siendo para el Granada. De hecho, Cristian estuvo providencial, esta vez sí, en una acción donde Machis se quedó solo frente a él pero no le consiguió regatear.

Después de eso, los de Natxo González espabilaron y fueron un auténtico ciclón en el intervalo de tiempo del 55 al 70 aproximadamente -consiguiendo incluso provocar los pitos de la grada-, aunque sin efectividad alguna. Con esto, los visitantes pasaron a ser los claros dominadores del partido y ganaron metros con largas posesiones y buenas combinaciones, donde ya apareció Eguaras.

El reloj corría y el Real Zaragoza comenzaba a apagarse, a pesar de que llegaron los cambios, tardíos para no variar. Natxo González dio entrada a Vinicius y Alain e hizo debutar a Pep Biel, pero nada cambió y el choque murió en las esquinas con un Granada arañando tiempo cual equipo de regionales. Un impotente Zaragoza no logró sacar nada en su visita a Los Cármenes en un encuentro irregular y sin eficacia en las áreas como ya es costumbre.