Las cosas en Ipurúa vuelven a la normalidad, el equipo vuelve a sumar puntos después del pequeño tropiezo frente a los colchoneros. Un empate con un agridulce sabor a tres puntos, en parte porque el equipo mereció más al final del partido, pero en cambio no pudieron superar a los colistas de la Liga. Por una parte, porque el equipo rival perdonó muchas ocasiones durante la primera parte, y más tarde, porque los visitantes supieron replegarse de tal manera que la portería de Roberto no recibiese más goles.

Pero, suena raro así dicho. El Málaga, tal y como se encuentra actualmente, perdonando ocasiones en un partido crucial para su nuevo entrenador. Y da la casualidad de que esta inocencia y este ataque inofensivo fue guiado, en cierto modo, por el Eibar. Pero no se trata del Eibar actual, tal y como se lo conoce. En efecto, fue el Eibar de antaño quien no supo batir la portería de Marko Dmitrovic. Suele decirse que, cuando un jugador visita la que fue su casa, tiene por norma marcar ante su ex equipo. La famosa ley del ex, que tiene una pasmosa eficacia. Pero esa noche se corrompieron las leyes del fútbol. En efecto, tampoco se produjo la victoria que suele ocurrir al incorporarse un nuevo entrenador a mitad de temporada.

Volviendo a lo anterior, tanto Adrián González, como Keko Gontán y Borja Bastón regresaron al feudo eibarrés. Un regreso plagado de nerviosismo y de imprecisión para los antiguos armeros, que no tuvieron la cabeza fría a la hora de decidir en las jugadas. Adrián fue uno de los que dispuso de más ocasiones de peligro, teniendo varias veces la posibilidad de adelantar a su equipo en el marcador. Pero falló. No demostró la definición que tiempo atrás demostraba en esa misma cancha. Quizá porque ahora el miedo a fallar es mayor, con la situación de su equipo. Las dos ocasiones claras que tuvo, las desperdició, enviando el balón a las manos del guardameta serbio.

Tampoco tuvo su noche Keko Gontán. El madrileño tampoco supo aguantar la presión y, ante su antiguo equipo, no estuvo a la altura. Bastante discreto por su banda, generó también un par de ocasiones de peligro. Ocasiones que acabaron con el esférico yéndose por la línea de fondo, sin sacar nada de provecho para el Málaga CF. Disparos que iban con muy buena intención pero que acabaron por encima del larguero. No fue el regreso esperado para el extremo diestro. Sí para la afición eibarresa, que conocía de primera mano lo letal que puede ser en sus internadas por las bandas.

Por último, un Borja Bastón que no estuvo a la altura del que fuera titular, En-Nesyeri. También muy discreto el punta madrileño, que vio como bajaba drásticamente el porcentaje ofensivo de su equipo, cayendo él en un segundo plano. Se limitó a presionar algún balón al portero e intentar inquietar con alguna jugada individual, pero tampoco estuvo en sus manos el hacer mucho en lo que restó de partido.