Parece que uno de los problemas a resolver en el equipo granadino es el de balón parado, más allá del rendimiento que hagan lejos de Los Cármenes, porque este punto negativo afecta tanto cuando juega de local, como cuando juega de visitante, sobre todo en los últimos meses. La pareja Chico - Saunier no pasa por su mejor momento de forma, pese a que desde que están juntos en el once, el Granada ha ganado solidez defensiva, pero que no se ha visto tan reflejado como al principio en los últimos encuentros ligueros.

Tres goles a balón parado en 2018

El año ha comenzado con bastantes dudas en defensa, después de que 2017, la pareja de centrales haya demostrado tener galones de sobra para solventar los partidos. Sin embargo, en Cádiz, el día de Reyes, el Granada encajaba el único tanto del partido mediante una falta lateral que Kecojevic se encargó de rematar dentro del área, ganando la posición a Chico. En Albacete, más de lo mismo. El segundo gol para los locales llegó nada más empatar el conjunto nazarí en el Carlos Belmonte. Aridane remató de cabeza una falta lateral, exactamente igual que en Cádiz, solo que en la banda contraria. Algo que penalizó al Granada para la hora de remontar el partido.

El pasado viernes, ante el Zaragoza, ocurrió lo mismo que en Cádiz y Albacete. El conjunto maño colgó una falta desde prácticamente el centro del campo, y Grippo, dentro del área, remató con el pie, ganándole de nuevo a Chico, y marcó el primero para los visitantes. Afortunadamente para los rojiblancos, Ramos y Alex Martinez le dieron la vuelta al marcador, pero el balón parado es una faceta que actualmente es un quebradero de cabeza para José Luis Oltra que deberá tratar de mejorar en los entrenamientos si no quiere que se agrande este problema. En el Mini-Estadi este próximo sábado se puede comprobar si el Granada ha mejorado estos días este aspecto defensivo.