En un encuentro en el que la clarividencia ofensiva brilló por su ausencia en líneas generales, la capacidad de Fede Vico para intentar orquestar jugadas en campo rival emergió como un rayo de luz en medio de la oscuridad. En un partido en el que Iriome estuvo desconocido, Mario Barco desaparecido, y a Jaime Romero le costó profundizar por su banda más de lo habitual; Vico se movió por toda zona de la media punta dirigiendo las jugadas ofensivas de su equipo. La presión del Cádiz y la amenaza que suponían sus extremos Salvi, Aitor García y ,posteriormente, Álvaro García (que entró en el 80 sustituyendo a Aitor), dificultaron mucho las labores de creación de Seoane y Azeez en mediocampo. Ante los nubarrones que se cernían sobre la sala de máquinas albivermella, el cordobés tomó la iniciativa -tal y como se espera en un jugador de su categoría-, y comenzó a mostrarse más activo en funciones de elaboración. No le peso el balón en ningún momento y ante lo poblado del centro del campo, se le vio cayendo en numerosas ocasiones a la banda izquierda, dejando palpable la química que tiene con Jaime Romero y Kravets.
Decisivo en el gol
De un centro suyo a Iriome llegó una de las jugadas más peligrosas del partido nada más comenzar el segundo tiempo. Sin embargo, su acción más notable fue la asistencia de gol a Crisitan Herrera en el 86, cuando tras recibir el balón en el segundo palo después de un córner botado por Kravets, se lo puso en bandeja al atacante canario para batir a Cifuentes.
Colaborando en defensa
La ayuda de Vico no fue solo en mediocampo para dar salida de balón al Lugo, sino que también se sintió su presencia en tareas defensivas, especialmente para ayudar a Kravets y Romero a frenar a Carpio y Salvi.