Francisco Alarcón "Isco" fue el encargado de materializar el gol que daba al Real Madrid la victoria momentánea el pasado sábado frente al Levante en el Ciutat de Valencia. El malagueño, que ha ido perdiendo peso para Zidane en el desarrollo de la actual temporada, ingresó al terreno de juego en el minuto 66 en sustitución de Gareth Bale y a punto estuvo de dar al Real Madrid los tres puntos

Y es que parece mentira que Zidane siga encabezonado en su BBC y el 4-3-3 que se convierte en obligatorio cuando los tres delanteros están sobre el verde. Isco es el elemento desatascador del Real Madrid cuando un partido comienza a torcerse. Siete de los últimos 11 goles del '22' en la competición liguera han servido al equipo blanco para igualar una desventaja o romper un empate. La predilección del técnico galo por un Benzema que sigue arrastrándose por el campo y la inmovilidad de Cristiano y Bale en el once deja a Isco relegado al banquillo en multitud de ocasiones. Una situación que no se entiende. Incomprensible. El malagueño es el que engrasa la máquina. Ve huecos donde otros solo ven una teleraña de piernas rivales y además es decisivo de cara a puerta, virtud que no puede desarrollar más porque su trabajo sobre el césped es otro. 

Es difícil ver a un jugador de tan alta calidad frecuentando más el banquillo que el 11 titular. Durante el primer tercio de la temporada, con las bajas de la BBC, Isco fue esencial. Enamoraba partido tras partido. Puso en pie a todo un Santiago Bernabéu con una actuación histórica frente a la siempre rocosa Italia. Que se lo digan a Verratti, con el que pronto se volverá a reencontrar. El pivote del PSG debe estar tranquilo viendo como el español va perdiendo galones inmerecidamente.

La afición blanca sabe que debe jugar 90 minutos partido tras partido. La sonora pitada cuando fue sustituido en la vuelta de Copa frente al Leganés lo dejó claro. Pero parece que quien decide no se entera. O no quiere enterarse. Aún queda tiempo para la reacción y no ver caras de asombro si el jugón decide abandonar la disciplina madridista ante la falta de protagonismo este próximo verano.