La victoria del Atlético de Madrid ante el Valencia ha supuesto uno de los golpes más duros que los jugadores dirigidos por Diego Pablo Simeone han asestado a lo largo de la temporada. El cuadro de la capital de España se quitó de encima a uno de los equipos, seguramente el único, que podían hacerle daño, y se puede centrar en la caza y captura del liderato de la Liga, ahora en poder del F.C. Barcelona.  El Atlético, de esta manera, se consolida en el segundo puesto de la tabla, y se convierte en el único equipo capaz de desafiar al todopoderoso cuadro de la Ciudad Condal, al que todavía no ha  ganado en Liga nadie.

En esa victoria, una más para el Atlético de Madrid, destacó una figura sobremanera. Y ese no es otro que el argentino Ángel Correa, que, con su gol a Neto, fue clave en el triunfo de su equipo. El delantero dejó uno de los mejores goles de la campaña, al batir al guardameta brasileño del equipo de la capital del Turia con un latigazo inapelable desde fuera del área. Correa fue un incordio para los defensas del Valencia durante todo el encuentro y marcó la diferencia para el equipo madrileño, que se apuntó otros tres puntos en el nuevo Metropolitano.

Correa contraataca

Después de varios encuentros, en los que el delantero argentino no ha mostrado su mejor versión, y en los que se ha adaptado a la banda, donde le ha recolocado Simeone, ha mostrado su potencial en el partido en el que más se le necesitaba. Correa, ha demostrado, una vez más, por qué es uno de los mejores jugadores del Atlético y, sobre todo, por qué se tienen tantas esperanzas depositadas en su labor sobre el terreno de juego: porque el delantero es uno de los mejores y, en Madrid, está siendo una de las sorpresas y revelaciones ya no solo de los últimos años, sino de toda la década, en la que se ha visto de todo.

El tanto ha sido una maravilla, y, especialmente, ha servido para que el delantero argentino recuperase el olfato de gol tras varias semanas en las que no se mostró del todo acertado de cara a la portería contraria. Ángel ha sido un demonio para la defensa del Valencia, que aún debe seguir buscando el disparo que acabó en la escuadra de una de las porterías del nuevo Metropolitano, que andaba ansioso de un gran gol en un partido como el que se ha vivido en la última jornada, en la que Madrid late rojiblanco.