Hacía tiempo que Valencia no vivía los nervios previos a un partido crucial, donde tienes en tus manos el poder alegrar la vida a tanta gente que en dos años solo se ha llevado palos y más palos. Y es que el Valencia está a 90 minutos de llegar a una final de Copa del Rey después de 10 años de sequía, de naufragar, ir a la deriva, e incluso devaluar la historia del escudo que llevarán mañana los once guerreros que representan a toda una afición sedienta de alegrías.

Serán 90 minutos de tortura mental, continuo sufrimiento, vaivenes de ansiedad, alegría, ansia y, quién sabe, euforia. Tocará remontar el 1-0 del Camp Nou, que lejos de ser un resultado fácil, deja margen a la épica del torneo del KO. Cómo no recordar viejos tiempos gloriosos ante el FC Barcelona. La remontada en la 97/98, la semifinal de Champions del 2001, la semifinal de Copa de 2008… Por qué no creer.

El Valencia viene de dos derrotas perdiendo por la mínima (1-0), pero donde ha mostrado un carácter defensivo que le será imperativo en Mestalla para derrocar al vigente campeón, que cuenta con las bajas sensibles de Vermaelen y Piqué en el centro de la zaga, lo que hará que Ernesto Valverde tenga que improvisar haciendo debutar a Yerry Mina, colocando a Digne o Semedo de central, o lo que mejor le vendría al Valencia: Busquets de central, lo que haría reducir la capacidad de control de juego de los culés.

Por parte del Valencia, Marcelino ha confirmado que Guedes no partirá de inicio en las filas valencianistas, así que es probable que se decante por Maksimovic en banda derecha, pasando a Soler a la izquierda, y si el plan del asturiano va encaminado, introducir al astro portugués en los momentos decisivos para romper el partido.

Todo estos datos son suposiciones, pero lo que está claro es que en Mestalla se vivirá un ambiente digno de una semifinal de Copa, donde el Valencia tiene muchísimo que ganar y muy poco que perder.