Tres importantes puntos sumaron los madrileños ante el Sevilla Atlético, en un partido en el que desplegaron un juego al que no tienen acostumbrados a sus aficionados.

Por regla general, los vallecanos ofrecen partidos entretenidos, con un ritmo muy alto y en el que las ocasiones se suceden. El partido de ayer por contra, en momentos rozó lo aburrido. Y es que una vez más los de Míchel tenían la posesión en los tres cuartos de la cancha, pero les faltaba claridad al llegar arriba, ese pase para llegar claramente a los dominios de Soriano.

Por su parte los sevillistas apenas gozaban de ocasiones, pero las que tenían llegaban con claridad creando peligro a la zaga rival cada vez que llegaban al área de Alberto; su peligro se producía sobretodo en ocasiones a balón parado. Curro era el más activo de los del filial sevillista, pero la fortuna no le sonreía al onubense en ninguna de las pocas ocasiones de las que gozaba, aunque alguna de ellas era muy clara, pero siempre se encontraba con un gran Alberto o con el poste.

Michel sabía que los suyos necesitaban reaccionar si querían llevarse los tres puntos y para ello movió ficha tras el descanso. Javi Guerra y Bebé entraban al campo y, sin ellos saberlo, se convertirían en los protagonistas de la tarde. El primero marcaba tras un saque de esquina de Embarba y el segundo lo hacía de disparo lejano. Este celebraría su tanto de una forma un tanto extraña, sorprendiendo a la afición local. Gran efectividad de los de Míchel que lograban dos tantos en las pocas ocasiones claras que habían tenido.

Poco más sucedió en un partido en el que el Sevilla Atlético lo intento pero esos esfuerzos no se vieron reflejados en el marcador ya que el Rayo Vallecano se marchaba al finalizar el encuentro con su portería a cero.