Nunca dejes de creer. Esa frase tan célebre en el mundo del deporte y también en la vida en general que ahora mismo se podría aplicar a la situación del Real Zaragoza. Un Real Zaragoza que se hace fuerte en La Romareda tras una nueva victoria, la tercera consecutiva en el Municipal, frente al CD Lugo con un resultado de 2-0, si bien pudo ser mayor la renta puesto que Borja Iglesias erró en el minuto 93 su también tercer penalti -provocado por él mismo- consecutivo. El ariete gallego se encargó de abrir la lata en el primer tiempo y Buff sentenció el partido en los últimos minutos con un soberbio disparo de falta directa para dar la tranquilidad al coliseo zaragozano.

Respecto a la alineación, los once guerreros blanquillos fueron exactamente los mismos que ante el Alcorcón excepto el único cambio obligado de Guti por el sancionado Zapater. Natxo parece confiar en este once y en este dibujo y por el momento funciona, aunque más en casa que como visitante.

Así pues, el choque empezó sin un claro dominador y con ambos equipos alternando ratos de posesión, pero sin llegar a generar ocasiones claras de gol. El Lugo quería ir a por el partido y quizás empezó un poquito mejor que los locales, pero el león iba a dar el primer zarpazo en el minuto 14. Tras una internada por banda de Lasure -otro notable partido del canterano-, viendo la clara idea de Natxo González, el zaragozano filtró un pase entre líneas al interior del área cuyo destino eran, en principio, los pies de Pombo. En cambio, acabó finalmente en los de Borja en el punto de penalti, que no perdonó ante Juan Carlos con una buena definición.

A partir de aquí, el Lugo apenas reaccionó y el Real Zaragoza, al contrario que de normal, se vino arriba -aunque cesando un poco en la presión- teniendo más ocasiones que el rival para intentar aumentar la ventaja. Pombo, Borja y hasta Verdasca tuvieron ocasiones para poner el segundo en el marcador. De hecho, el portugués logró el tanto, pero fue anulado debido a una falta en el área. El Zaragoza se gustaba, aunque el Lugo también tuvo alguna ocasión clara, como la de Herrera que consiguió desbaratar Cristian con una magnífica intervención. Poco más ocurrió hasta el descanso, solo otra ocasión de un activo Borja Iglesias en la primera parte que sacó el portero rival. Camino de vestuarios tras una sobresaliente primera mitad.

En la reanudación, los visitantes salieron más enchufados queriendo ir a por el partido y el Real Zaragoza aguantó las acometidas rivales, emergiendo de nuevo la figura de Cristian con varias intervenciones importantes. Pasado el mal rato de unos diez minutos, los blanquillos no se amedrentaron e intentaron volver a controlar el juego. Sin embargo, hubo un susto tras un error de Eguaras en el pase –único error en otro partido de lujo del navarro-, pero los gallegos no acertaron ante Álvarez.

El Real Zaragoza estuvo algo intermitente hasta la salida de Buff. El suizo recuperó su mejor versión tras unos meses en los que apenas había participado y mostró su calidad en el césped ganándose a la afición. De esta manera, los últimos diez minutos fueron para los de la capital del Ebro, en los que el propio Buff logró el tanto de la tranquilidad con un fantástico lanzamiento de falta directa. Instantes después, también el suizo se quedó a escasos centímetros de conseguir el doblete. Los centímetros del larguero, que repelió la bella vaselina que hizo Buff ante Juan Carlos. Aún quedaría tiempo para que Borja provocara un claro penalti y para que él mismo lo fallara a parada del portero rival.

Bien pudo ser un 4-0 al final, pero lo cierto es que hay que conformarse con el resultado ya que al menos no se sufrió tanto como en los dos anteriores encuentros en La Romareda. Los de Natxo González realizaron un duelo muy completo en el que casi todos los jugadores estuvieron acertados, volviendo la mejor versión de Benito, Buff, Javi Ros o Borja en la primera parte. Un triunfo que permite al Real Zaragoza alejarse a cinco puntos del descenso y mirar de lejos el playoff, a ocho. La historia del fútbol dice que nunca se debe dejar de soñar...