Tras el loco partido de ayer, todavía duele cómo se escaparon los puntos tras ver cómo al descanso el Betis tenía al alcance de su mano robar puntos de este choque. Sin embargo, lo que no decepcionó en absoluto fue el partido de Ryad Boudebouz, que podríamos convenir en que fue uno de los más brillantes que ha tenido hasta ahora con la verdiblanca, dando retoques de su verdadero estilo de juego, un estilo de juego que ha ido acuñando a lo largo de la última década en Sochaux, Bastia y Montpellier.

Una complicada trayectoria donde supo brillar

Ryad Boudebouz es el pura clase que conocemos hoy en día gracias a la cantidad de años que ha ido rodando su talento en Francia, donde gracias a la conformación de sistemas que han ido favoreciendo su rendimiento ha podido evolucionar a la optimizada y delicada versión que hemos visto en Heliópolis. Sin embargo, ha sido una carrera con complicado bagaje liguero para Ryad Boudebouz.

Los mejores años los vivió en el Sochaux, donde un equipo con conocidos de La Liga como Bakambu o Corchia hizo soñar a su afición llegando a Europa League en la 2010/2011, coincidiendo con la eclosión del jugador, que dio siete asistencias y marcó ocho goles aquella temporada, lo que le valió para ganar el Balón de Oro de Argelia 2011.

Sin embargo, un año después de disputar UEFA Europa League, el equipo francés descendió a Ligue 2, viéndose obligado a marcharse del club rumbo al SC Bastia. Allí, Bou se vio impedido de poder desarrollar su puro carácter pasador, también el goleador; seis goles y asistencias en dos temporadas completas.

La dinámica cambió con la llamada del Montpellier; en su primera temporada, las 12 asistencias y dos goles realizados por el argelino valieron a su equipo para colocarse en el puesto 12º de la Ligue 1, pero lo mejor estaba por llegar. En su segundo año en el equipo del sur francés, Boudebouz se alzó como la estrella absoluta del equipo, marcando 11 goles y dando nueve asistencias, temporada que acabó siendo premiada por su club con el galardón a Jugador del Año 2016/2017. Tras la llamada de Serra, el resto es historia.

La precisión y la potencia, sus grandes recursos

A pesar del poco reconocimiento que ha tenido Boudebouz a nivel de equipo, su extrema calidad individual se ha hecho notar sobre el campo en todos y cada uno de los equipos donde ha jugado, convirtiéndose en el vertiginoso atacante que está hoy en día a las órdenes de Quique Setién.

En sus inicios en el Sochaux y también en el Bastia, se puede apreciar cómo Ryad Boudebouz suele caer a las bandas en las jugadas donde origina peligro, enfrascándose en muchos uno contra uno de los que salía airosamente por su excelsa ligereza y coordinación con el balón en las piernas, digno de los mejores regateadores.

Ya mostraba ápices de velocidad, pero no es el recurso favorito de Bou para dejar atrás a los rivales. A base de amagos y frenadas en seco para alejar al rival, Boudebouz se valía para abrir huecos y buscar a sus compañeros. Si bien en el Sochaux tenía la valiosa compañía de Bakambu, en el Bastia se apreciaba un juego donde el argelino pecaba de más conducciones de balón que lo llevaban obligadamente a las bandas para luego buscar el centro.

Todo ello le ha servido como arma secundaria, pero el verdadero peligro de Boudebouz desde el día uno ha sido su certero disparo, capaz de dejar inmóvil a cualquier portero. Muchos de los goles del argelino pueden verse con el portero rival clavado en el sitio como una estaca. En esos niveles, Ryad es un jugador muy incómodo de blocar, buscando siempre las esquinas del rectángulo del cancerbero.

Especialmente brillante y crucial en su evolución como jugador ha sido el paso por el Montpellier, pues a pesar de confirmar su carácter pasador que perdió en el Bastia, también un cambio en su físico le ha dado una velocidad punta que le permitió desbordar en ataque el año pasado para lograr los 11 goles firmados. No sólo el cambio vino de sus manos en el Montpellier.

Su gran habilidad de distribución de juego le otorgó un puesto fijo en la mediapunta, el cual le ha hecho doblar su valor como amenaza goleadora y asistente. Pero los avances no acaban ahí, pues a su golpeo preciso se le sumaba la pasada campaña una fuerza de disparo que se reflejó en el lanzamiento de falta, consiguiendo sorprender a los guardametas en varias ocasiones la pasada campaña.

Sin ir más lejos, un claro reflejo de su juego fue el amistoso de pretemporada contra el Betis el año pasado: marcó un gol a balón parado (de penalti) y dio una maravillosa asistencia para poner en bandeja de plata el 2-0.

El complicado ajuste al sistema Setién

Hablar de todo lo bueno de Ryad Boudebouz es un lujo; es un jugador muy cómodo de ver en dos acciones sueltas, puesto que siempre tiene un delicado toque digno de ver repetido. Eso sí, la adaptación al Real Betis no está siendo (puesto que todavía falta confirmar su buena dinámica) todo lo sencilla que se esperaría.

Las razones se pueden identificar con cierta facilidad: la grave factura que ha sido el no realizar pretemporada por su lesión, y el uso de un sistema que no ha integrado mediapuntas hasta bien entrado enero. Hasta el partido contra el Villarreal en la jornada 22, la elección constante de Setién ha sido un 4-4-2 donde se ha otorgado mucho margen de juego a las bandas, pero con poca creación en zona de tres cuartos, un cambio radical con lo que se vino dando el año pasado, con Dani Ceballos en la mediapunta distribuyendo; el sitio que vino a mejorar Ryad Boudebouz.

Por desgracia, el juego por las bandas pocas opciones ha dado a Boudebouz, pues salvo urgente necesidad su buen juego se ve reflejado en la media velocidad, no en el desborde, que es el rol que se ha visto obligado a cumplir. Así, en partidos como el del Sevilla, o el del Madrid tuvo muchas imprecisiones y malas decisiones, puesto que no se encontraba desde la comodidad de la punta, donde crea la doble amenaza del gol o del pase a las bandas para el centro.

Ahora con el cambio de sistema, Ryad está viendose mucho más cómodo en la pizarra de Setién. Buen ejemplo fue el partido en La Coruña, donde tuvo “flashes” de lo que puede hacer, y manteniendo una inteligente visión del juego. Sin ir más lejos, su primer gol con la verdiblanca llegó ante el Getafe en una jugada donde hace de mediapunta, y donde bien tenía la opción de dejar caer el balón a banda o disparar.

Su potente y preciso golpeo hizo el resto. Lo mismo sucedía ayer contra el Real Madrid; los compañeros lo alimentaron con balones poco saturados de presión en los momentos donde el Betis dominó; respondió con pases al pie, tiros con peligro…

El más brillante, un cambio de juego en el que se dio media vuelta para poner un balón a Junior Firpo, que estaba sólo en la esquina del área. (De cara a la galería del gran público, un caño a Casemiro que va a dar unas cuantas vueltas en redes sociales)

En conclusión, si Setién sabe jugar sus cartas con él, y si hace un buen trabajo en los conceptos defensivos este próximo verano, Ryad Boudebouz puede fácilmente doblar su valor de compra a estas alturas del próximo año, sobradamente. Un pura clase en un equipo que sabe apreciar la delicadeza con el balón

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Sobre el autor
Manuel Verdugo Manzanares
Don't tell me sky's the limit when there are footsteps on the moon! He hablado mucho tiempo en @Somosbasket, presento @AndOnePodcast y ahora también en @Vavelcom.