Durante los últimos años, el Real Betis se ha caracterizado por conformar equipos con pocas cualidades defensivas; sin ir demasiado lejos, no jugar con cinco defensas la temporada pasada era el inmediato sinónimo de derrota. Con la llegada de Serra a los despachos este pasado verano, muchas cosas han cambiado; se le ha lavado la cara a la defensa, con incorporaciones como Zouhair Feddal, un verdaderamente integrado Aïssa Mandi, Marc Bartra, Barragán, y Jordi Amat. El jugador catalán, cedido por parte del Swansea, vino a hacer las funciones de duodécimo hombre, con constante entrada en los onces iniciales. O al menos, esa era la intención inicial…
Jordi Amat Maas se crió como futbolista en la cantera del Espanyol, dando el salto a la máxima categoría al inicio de esta década. Sin embargo, la falta de oportunidades lo llevó hasta las filas del Rayo Vallecano. Allí, el jugador catalán se formó como un buen defensa, especialista en intercepciones y sacar el balón jugado desde atrás; en esas andaba el Swansea, y decidió reclutarlo para su plantilla, donde ha permanecido hasta ahora.
Un defensa poco tradicional
Jordi Amat se caracteriza por un juego defensivo muy rocoso para el delantero, pues si bien dispone de un físico y estatura que lo adaptan para buena parte de las situaciones defensivas básicas, su punto más fuerte es el interceptor. Tiene un imán en las botas, detectando con gran habilidad los movimientos preparatorios por parte del delantero para interceptar los balones, así como cortar líneas de pase. Además, el poco espacio que otorga al delantero en el marcaje individual al que tantas veces recurría en el Swansea, decanta el que muchas veces los delanteros sean más propensos a intentar frenar el movimiento, que es donde aprovecha con frecuencia para rebañar el balón y robarlo.
Esta cualidad interceptora de Jordi Amat se ve acompañada de un gran número de oportunidades de retener el balón al cortar un ataque, dando lugar a la oportunidad de iniciar por su propio pie la contraofensiva, lo que en última instancia le ha dado esa habilidad pasadora que Setién y su staff técnico han ido puliendo con cuidado desde que se uniera al club el pasado verano; actualmente es el mejor pasador del equipo, superando a un Mandi que ocupaba esa posición por un amplio margen. Sin embargo, la frescura que aporta al juego en una posición que no requiere la velocidad que en ocasiones le falta como central en el sistema de juego utilizado por Setién, ha decantado para Amat, con magnificencia, la lucha por la titularidad disputada con Javi García.
El cambio de posición lo ha revalorizado
Jordi Amat fue incorporado por Serra Ferrer, o al menos se transmitió esa sensación con su fichaje, con la intención de dar oxígeno al banquillo y la defensa de un Betis que sufría en exceso el año pasado con cada ataque rival. Así, junto a Feddal y Mandi, podrían ir rotando a la vez que se ahorrarían el riesgo de lesión de la dupla africana titular. Sin embargo, la lesión de Feddal puso la lupa sobre él, lo que en absoluto favoreció a nadie. La brusquedad y rapidez que Feddal tenía en el frente a frente eran unos huecos que no podía rellenar Jordi Amat si en la jugada le pillaba el delantero de espaldas, lo que se pudo probar ya en los primeros compases de la Liga contra el Villarreal en el Madrigal y contra el Levante en casa, en este segundo caso cuando el partido marchaba 0-0 y con los granotas a la contra.
Sin embargo, hubo un partido que ha cambiado de forma radical su rol, así como su valor para el Betis de Setién. Estamos hablando, concretamente, del partido contra el Málaga en La Rosaleda, que fue la primera ocasión donde Setién decidió probarlo por primera vez como pivote defensivo, en lugar de Javi García. El resultado: una cómoda victoria para reafirmarse y asentar una buena dinámica en el equipo, así como un gran partido del catalán que abriría la veda para Quique Setién en el pivote defensivo. Sin embargo, es conveniente analizar este importante paso desde los números.
De suplente a mejor pasador de la Liga
Si bien ya hemos hecho notar el buen progreso de Jordi Amat, este cambio sólo lo podemos entender desde los números, que son los que de verdad están reflejando por qué es el recurso de Setién para el pivote defensivo, posición que tomó en pos de la vuelta de Feddal tras la lesión que lo apartó un tiempo del equipo durante la primera vuelta. Pero primero, para tener una referencia clara, hemos de observar algunos partidos clave con él como central.
Un buen ejemplo para comenzar es el partido de la primera vuelta contra el Espanyol, donde las características de Gerard Moreno lo obligaron a estar más encima en el uno contra uno, sacando ocho recuperaciones defensivas y evitándose problemas con despejes. Sin embargo, en cuanto a la distribución de juego estuvo desacertado, con 11 pérdidas de balón. Igualmente, la mala distribución del esférico por los verdiblancos lo obligó a excesivas conducciones de balón, poco recomendables para un central. Aunque sus actuaciones como central no fueron del todo pobres; en la ida contra el Villarreal en el Estadio de la Cerámica, Jordi completó acertadamente 33 pases por cinco fallados, así consiguió recuperar cuatro balones e interceptar otros dos.
Sin embargo, con las posibilidades que ofrece Jordi Amat, su contribución desde el puesto de central limitaba la producción que podía ofrecer, así como sufría en los contraataques que mínimo sufre el Betis cada partido en una o dos ocasiones. Así, su nueva demarcación le permite repartir juego con total libertad así como ejercer funciones defensivas a buen ritmo. Hablábamos antes del partido contra el Málaga, donde completó 37 pases por cinco fallos, consiguiendo de por medio cinco recuperaciones y un despeje. Esa hibridez le permite adaptar el rol de su posición en función de las exigencias del partido; la vuelta contra el Villarreal en el Villamarín fue un encuentro sufrido, que a pesar de costarle ocho pérdidas de balón (43 pases buenos), hizo que pudiera bloquear dos remates, recuperar seis balones e interceptar dos pases. Por contra, encontramos partidos donde muestra su carácter pasador al más alto nivel; ante el Leganés batió el récord de la Liga, con 118 pases acertados de 125 intentados, un impresionante número que da muchas razones de peso a Setién para recurrir a él con frecuencia en el once inicial.