Tan pequeño y tan grande. Lejos de impresionar por un portento físico que impone, Riqui Puig asombra a propios y extraños con un juego que enamora. Natural de Matadepera, el joven azulgrana manipula y ejecuta con finura cada jugada sobre el verde, embelleciendo con arte una pasión que rueda sobre un esférico que le busca.

Adornado con unos movimientos de gran dificultad y de una belleza visual que sorprende, el mediocentro del FCB Juvenil A despuntaba en su debut con el Barça B frente al Gimnàstic de Tarragona bajo el manto de la Liga 123. Escoltado por jugadores que le doblaban en experiencia, Riqui Puig logró engrandecer su figura con la exquisitez que desplegaba su juego. Arrancando jadeos de asombro en las voces de los valientes que vestían el Miniestadi, Riqui hizo suyo un encuentro con un luminoso en su contra (0-1). Con el ‘37’ a la espalda, la tablilla anunciaba un cambio que retronaría con fuerza: Marcus McGuane dejaba su lugar sobre el verde al joven de Matadepera.

Riqui Puig en su debut con el Barça B. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Amparado con la bandera de la humildad, con ocho años Riqui Puig empezaba a esculpir su nombre en el mundo del fútbol con el Alevín del Unió Jàbac Terrasa hasta que en 2014 los ojeadores azulgranas observaron la destreza del joven jugador para acunarlo en La Masía. Sus primeros pasos en el FCB Cadete B de Franc Artiga destaparon las habilidades de un polivalente mediocentro que se adaptaba a cualquier posición, deslumbrando de ‘falso 9’ y aupando su nombre en el cielo de los elegidos: mejor jugador del Torneo Memorial Joan Bota de Blanes y mejor jugador en la MTU Hallen Cup de Alemania. Una carta de presentación a la altura de su magia.

Ahora en las filas del FCB Juvenil A de García Pimienta, Riqui asienta sus bases como una de las piezas clave en el esquema del míster azulgrana. Con cinco goles en el campeonato doméstico y dos dianas en la UEFA Youth League, la rapidez y los movimientos cortos adornados con sutileza llegaron a los ojos de Gerard López. Lejos de ostentar un físico descomunal, el más pequeño de clase alza sus habilidades para fintar sobre los rivales con una delicadeza digna de admirar.

Riqui Puig con el FCB Juvenil A frente al RCD Espanyol. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Pese a entrar sobre el césped del Miniestadi con un escenario lejos del soñado, con los azulgranas por detrás en el marcador, Riqui debutó con la elástica del filial azulgrana marcando su nombre sobre el tapiz. Inteligente y capaz de recoger la lectura perfecta en cada encuentro, el canterano azulgrana demostró con orgullo que sus cualidades respondían a la llamada del técnico de Granollers. Su presencia en el césped desestabilizó el ‘autobús’ plantado por el Gimnàstic de Tarragona, encasillando a los rivales en el área y reluciendo en cada jugada que alcanzaba en sus botas. Con él sobre el campo el Barça B lograba las tablas en el encuentro gracias al gol de Marc Cardona (1-1), esculpiendo un debut prácticamente perfecto.

El primer paso de Riqui Puig ya se ancla con fuerza, demostrando que su grandeza reside en una calidad que enaltece su figura. Ataviado con el traje de goleador o de pasador, la polivalencia de Riqui atestigua un futuro prometedor en La Masía. Acunado bajo su manto, el joven canterano pide paso sobre una elástica que ya guarda con fuerza su nombre. 

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