Todas las jornadas se viven de la misma manera en la entidad blanquiverde. Había que sacar los tres puntos para poder ver, al menos de refilón, la permanencia. Pero esta ocasión ya era la definitiva, la que había que ganar si querían tener esperanzas de lograr lo imposible, de salvarse y seguir la temporada que viene en la categoría de plata.

Ante ellos, un Real Valladolid que iba lanzado hacia los play-off de ascenso, pero que llevaba un bagaje muy negativo en sus encuentros fuera de casa y pretendían corregirlo en El Nuevo Arcángel. De hecho, con un juego bastante pasivo y desbaratado, lograron ponerle las cosas complicadas al equipo de José Ramón Sandoval, que tuvo que remontar el encuentro en la segunda parte. Para ello, la suerte, la estrategia y la calidad, se tuvieron que alinear junto a un gran Pawel Kieszek que salvó de manera heroica a los blanquiverdes.

Tan alocado fue el partido como controlado por el cuadro califa. Las ocasiones corrían a su favor, mayoritariamente por un Aythami que estuvo en todas las jugadas, tanto en ataque como en defensa. Los balones parados iban para él y solo le faltó fortuna en sus remates.

Mientras tanto, los pucelanos se mantenían con las cabalgadas de Antoñito por esa banda derecha del Arcángel, de la que ya disfrutó la temporada pasada, aunque con poco peligro si no fuese por los movimientos de lucidez de Javi Ontiveros, que no paró de encarar a la defensa cordobesista.

Ocasiones con poco peligro y protagonismo del árbitro debido a las numerosas faltas que hubo desde el comienzo del encuentro. La pelota la dominaban los blanquiverdes y las ocasiones se repartían, parecía mentira que dos de las porterías más goleadas de la segunda división no fuesen penetradas con tantas llegadas.

La nueva defensa implantada por Sandoval parecía efectiva hasta que, en la última jugada de la primera mitad, una falta a la altura del saque de esquina botada por Luismi la iba a aprovechar Javi Moyano para rematarla a placer con la cabeza hacia dentro de la portería de Kieszek y así poder irse con ventaja al vestuario.

En ese momento, la permanencia se desvivía a 14 puntos y la suerte no acompañaba al Córdoba. Varios intentos por batir a Masip que cuando no eran tapados con falta, eran estropeados por centímetros ante la falta de calidad. El Valladolid ,bastante bajo de forma, pretendía aguantar jugando a la contra y pudo serle efectivo en el minuto 60.

Álex Quintanilla barría a Gianniotas en el área y el colegiado señaló la pena máxima. Sin embargo, en ese momento la suerte se transformó en la vieja confiable del cordobesismo, Pawel Kieszek, que detuvo el penalti. Además, la jugada no acababa ahí, puesto que en el rechace, Fernández corrió la banda y Luismi lo detuvo con una criminal entrada por detrás que le costó la roja directa y la lesión grave del lateral cordobés, aparte de formar una brutal tangana donde Aythami abusó de su carácter y en la cual hubo forcejeos, pero que finalmente fueron disuadidos por el árbitro. 

Luismi entra por detrás a Fernández (FOTO: LaLiga)
Luismi entra por detrás a Fernández (FOTO: LaLiga)

Ahí estuvo el antes y el después del partido. Los blanquivioletas buscaban aguantar el 0-1 a favor y el cuadro de Sandoval reformó el equipo para lanzarse a por la remontada. La nueva estrategia era efectiva pero faltaba el gol, que tuvo que esperar hasta el minuto 73, cuando, Sergi Guardiola, caído a banda, aprovechó un excelente centro de José Antonio Reyes para servirle el pase a Jovanovic ,que la remató con el tacón y fue inalcanzable para Masip.

El empate ya estaba firmado y solo quedaba el toque final. Chris Ramos tuvo en sus manos quebrar los esquemas del Córdoba, pero de nuevo detuvo Pawel Kieszek el mano a mano ante el delantero. Con un dominio absoluto blanquiverde, los tiros abundaban pero no iban acompañados de precisión. Poco movimiento que no era capaz de romper la línea defensiva vallisoletana y con los lanzamientos lejanos no eran suficientes.

Sin embargo, el pichichi blanquiverde no podía faltar en una cita tan especial y tuvo que aparecer en el minuto 87 para firmar la remontada con un gol calcado al de Jovanovic pero con los tornos cambiados.

Esta vez fue Jovanovic quien dio la asistencia al de manacor tras un genial pase largo de Javi Lara, para que, tras superar al defensa solo tuviera que empujarla a gol y así firmar el 2-1 y darle la alegría a la familia cordobesista. Tuvo una falta Hervías al final del partido que pudo darle la estacada al conjunto andaluz pero se marchó fuera.

Sergi Guardiola y Jovanovic abrazados tras el gol (FOTO: Laliga)
Sergi Guardiola y Jovanovic abrazados tras el gol (FOTO: Laliga)

Tenían que ganar y lo hicieron, pero es solo el comienzo de la abismal remontada que debe hacer el Córdoba para lograr su complicado objetivo. Por la otra parte, los pucelanos sufrieron la garra blanquiverde y se alejan del soñado ascenso. La situación ha mejorado y solo queda seguir sumando y seguir pensando en la siguiente final.