Seguramente, a más de un atlético se le vino a la cabeza aquel Barça-Atlético de Madrid de 2014 en el Camp Nou, en el que el conjunto colchonero consiguió su décima liga. El escenario era muy parecido: un partido importante para el título, un horario tempranero y el color blaugrana y amarillo de las camisetas haciendo contraste con el verde de la hierba.

El objetivo del Atleti no presentaba dudas. La victoria. Ganar, ganar, ganar y volver a ganar, como clamaba Luís Aragonés. La empresa no era fácil. Enfrente estaba el Barcelona, el único equipo que no ha perdido ni un partido en 27 jornadas. Y enfrente, entre todas las camisetas azulgranas, había una con un 10 en la parte de atrás. Su dueño, Leo Messi, decidió el resultado. Una balón parado en la frontal es como un penalti para Leo. Es abismal la facilidad que tiene el argentino para marcar faltas.

La primera parte no fue buena para el Atleti. El Barça empezó muy fuerte, con mucha intensidad. Los de Valverde se comieron a los rojiblancos en la primera mitad. Pero el Atlético de Madrid no cesaba en su lucha. Coraje y corazón. Las cosas no salían, Griezmann y Diego Costa no olían el esférico. Pero el equipo confiaba.

Después del gol de Messi tocaba reaccionar. La lesión de Iniesta le vino bien a los de Simeone. La versión colchonera de la segunda parte mejoró todo lo visto en la primera. Los de arriba aparecieron y crearon peligro, Saúl y Koke dominaron en tres cuartos y el Barça no era capaz de llegar a inquietar a Oblak.

Giménez y Godín estuvieron enormes. El Barcelona remató a puerta menos de lo normal (5 tiros a portería). Thomas y Gabi también hicieron un buen trabajo en el centro del campo. Coutinho y Suárez amenazaban por las bandas y Messi por el centro. Tres de los mejores. Tres de los mejores que no estuvieron cómodos. Y eso fue gracias al esfuerzo de la defensa colchonera.

Simeone sabía que había que puntuar sí o sí. Ángel Correa sustituyó a Vrsaljko y Gameiro a Gabi.  Una apuesta valiente, y hoy era el día de ser valiente. Sin embargo, el gol no llegó. Quizá le faltó suerte al Atleti, quizá haber jugado en la segunda mitad como en la primera. Pero lo que realmente diferenció al Barça y al Atleti fue una pierna izquierda. Una zurda de origen argentino que marcó el único gol de la tarde.

Ahora, el Atleti se queda a ocho puntos del liderato más el golaverage perdido. Habrá quien diga que la Liga ya está terminada, otros tendrán esperanzas en que los rojiblancos obren el milagro. El fútbol es algo impredecible, hasta que el árbitro no pita el final, el juego no ha terminado. Este juego llamado Liga aún sigue vivo. Con coraje y corazón todo puede pasar