El Barça-Atleti de la jornada 27 de LaLiga Santander tenía un carácter decisivo y así mismo lo sentía el astro argentino del Fútbol Club Barcelona en el calentamiento. Los azulgranas, siendo conscientes de que en menos de un mes, el conjunto colchonero había recortado hasta seis puntos de distancia en la tabla clasificatoria y con la amenaza de su posicionamiento como candidato al título liguero, salían al terreno de juego con el objetivo de sumar los tres puntos para retomar la buena racha tan fructífera que después del encuentro contra el Las Palmas en tierras insulares, dejaba la competición al rojo vivo.
El otro protagonista del encuentro fue Enrique Castro 'Quini'. El recientemente fallecido ex barcelonista recibía el tributo de la afición culé, tras haber dejado su huella en el Camp Nou marcando el gol número 6.000. El ovetense, leyenda del Sporting de Gijón y del conjunto azulgrana, fallecía la semana pasada como consecuencia de un paro cardíaco y dejaba al mundo del fútbol mudo. El equipo del cielo se llevaba así a una persona humilde, dejando huérfana a la deportividad que tanto se necesita hoy en día en el fútbol y que con él, estaba asegurada.
Ernesto Valverde salía con toda su artillería a ganar contra los rojiblancos. Apostando por Ter Stegen, Sergi Roberto, Gerard Piqué, Samuel Umtiti, Jordi Alba, Rakitić, Sergio Busquets, Andrés Iniesta, Philippe Coutinho, Leo Messi y Luis Suárez, el técnico cacereño salía con su once de gala al Camp Nou, reforzando el centro del campo y eligiendo al internacional brasileño, quien demostró un magnífico rendimiento y una vez más, evidenció la buena conexión que tiene con la delantera azulgrana.
Antes del pitido inicial, el Camp Nou enmudeció en un minuto de silencio en honor a Enrique Castro 'Quini' y Davide Astori, el capitán de la Fiorentina que fallecía en la concentración con su equipo por una parada cardiorrespiratoria, dejando al fútbol consternado. La emoción se palpaba en las gradas y a pie de campo.
Diego Pablo Simeone y Ernesto Valverde fueron los protagonistas de la batalla táctica en la que el técnico cacereño se alzaba con la victoria. Con un esquema táctico que en el conjunto azulgrana fue variando según las condiciones del partido y a raíz del infortunio de la lesión de Andrés Iniesta, que se echaba al suelo tras una acción individual contra Vrsaljko, André Gomes salía en sustitución del manchego en un partido en el que la exigencia fue una vez más su detonante de desánimo.
Por el contrario, el rival rojiblanco, sí tuvo que replantear su esquema táctico. De salir con un 4-4-2 y una medular reforzada por Gabi, Koke, Saúl y Thomas, el técnico argentino pasó a otra dinámica distinta, teniendo en cuenta que era el conjunto colchonero el que debía cambiar el resultado del marcador, en donde el 1-0 lo ponían Messi y su puntería, que se consagraban con el gol 600 del rosarino en el feudo culé. Simeone arriesgó metiendo ataque en el campo e intentando cambiar el partido a base de decisiones no fructíferas y nulas de cara a portería.
La barrera del conjunto colchonero, teñida de conservadurismo, no sirvió para frenar la trayectoria de un balón que Leo Messi golpeaba con la suficiente fuerza en un lanzamiento de falta directa, batiendo a un Oblak que vio pasar el esférico por el lado izquierdo de su portería hasta que llegó a tocar la red.
En el encuentro, la posesión del balón llevaba la firma azulgrana. Con el dominio del balón durante prácticamente todo el encuentro, los de Ernesto Valverde doblegaron el esfuerzo de un Atlético de Madrid que fue anulado por el juego asociativo de los locales en intensidad, posesión y velocidad, consolidando un liderato que por el momento, es favorable e imperdible en Can Barça.
Gerard Piqué protagonizó el otro susto del encuentro. El central catalán se echaba al suelo, dando continuidad a sus molestias de rodilla, pero al conjunto azulgrana le sonrió la fortuna y no sufrió más bajas.
A pie de campo se palpaba la tensión del encuentro. El Barça-Atleti dejó grandes momentos y el duelo entre dinámicas distintas no cesó en el empeño de sumar los tres puntos. En la segunda parte, con un Barça desgastado físicamente, el conjunto colchonero se echó al ataque con vistas a cambiar algo que no pudieron remediar. Los de Diego Pablo Simeone vieron frenadas sus posibilidades de continuar con su racha de victorias en un partido en el que el conjunto colchonero se vio atascado en creación de juego.
La desilusión se teñía de rojiblanco. El pitido final de Gil Manzano daba la victoria a un Barça que dejaba a su rival más perseguidor a ocho puntos, relegado en un segundo plano y con el gol average a favor. Los de Simeone perdieron la oportunidad perfecta de hacerse temer. Las esperanzas colchoneras quedaron reducidas a un optimismo subordinado y sucumbieron ante un equipo todavía imbatible.
