Se hicieron muy rápidamente virales las palabras de Julio Velázquez, el técnico de la Agrupación Deportiva Alcorcón, en rueda de prensa, cuando el equipo amarillo cayó en el Estadio Municipal de Santo Domingo ante el Córdoba por 1-2. Al natural de Salamanca no le gustó un pelo que se oyese más el himno de los andaluces desplazados a la capital y ubicados en el fondo norte del feudo, que a los casi 3.000 aficionados alfareros que también estaban presentes. Por ello, la pregunta es obligada: ¿ha estado acertado en sus declaraciones? En la redacción alcorconera de VAVEL hay discrepancias y desde el máximo respeto, admiración y análisis se ponen a disposición de los lectores las diferentes opiniones.

Sí, se necesita al jugador número 12 (Eduard París)

Se puede puntualizar en que las formas que usó el técnico no fueron las más adecuadas para transmitir el mensaje, pero por otro lado cabe decir que parte de razón no le falta a Velázquez, y es que los números así lo demuestran. Según datos de la web Transfermarkt, a pesar de contar con el tercer campo con menos capacidad, el Alcorcón es el cuarto equipo de la categoría con menos afluencia de público a lo largo de esta temporada, solo por delante de Reus, Barça B y Sevilla Atlético. Teniendo en cuenta que los dos últimos pagan la condición de ser filiales, solamente el Reus es capaz de movilizar menos aficionados que el Alcorcón en sus partidos como local. Es más, desde la temporada 2013/14, el equipo madrileño ha registrado siempre los peores datos de asistencia de la categoría. Eso sí, a pesar de estos malos números, los alfareros siempre han demostrado ser uno de los equipos más fiables en su feudo de la Segunda División.

Según palabras de Julio Velázquez: "No se puede escuchar el himno visitante en tu propio estadio al terminar un partido". Bien es cierto que fueron unos 600 aficionados andaluces los que se desplazaron a Santo Domingo para apoyar a su equipo, pero ni mucho menos estos pueden terminar siendo mayoría lejos de su casa, ahí recae el enfado del entrenador, que reclama que por muchos aficionados rivales que venga a tu estadio, siempre tiene que prevalecer esa condición de local para jugar el papel de jugador número 12.

Existe un precedente que también juega a favor del entrenador alfarero, y es la situación vivida la temporada pasada desde su llegada pero sobre todo en las últimas jornadas del campeonato. Por aquel entonces el equipo se encontraba en una situación bastante parecida a la que tiene ahora mismo el Córdoba, el rival que precisamente venció en Santo Domingo en la última jornada. Finalmente el equipo consiguió salvarse, venciendo en casa al Lugo ante más de 4000 espectadores, casi el doble de la entrada media que está registrando el equipo esta temporada. Eso fue en la última jornada, pero durante los seis últimos compromisos del equipo en casa, la asistencia aumentó alrededor del 30% respecto al resto de la temporada.

Es decir, ¿se necesita que el equipo se encuentre en una situación límite para conseguir llenar el campo? Es muy probable que éste fuera realmente el mensaje que Velázquez quiso transmitir el pasado domingo, pero que las formas, como ya se ha dicho, le acabarán traicionando hasta el punto que un sector de la afición ya se ha pronunciado pidiendo la dimisión del técnico.

No, las formas no son las correctas (Adrián Lázaro)

Ni mucho menos se quiere pedir la dimisión de Julio Velázquez, pues tiene las cualidades y aptitudes necesarias para continuar siendo el técnico de la Agrupación Deportiva Alcorcón. Sin embargo, ha de incidirse en que, después de otra derrota más en una temporada que está dejando muchísimo que desear debido al alto nivel que posee la plantilla, dirigirse a una afición molesta con el funcionamiento del equipo y la variedad de tácticas empleadas sin efectividad alguna, de manera demasiado vehemente y un tanto chulesca, no es la mejor de las formas para que los propios aficionados recapaciten y sean conscientes de lo que verdaderamente se está queriendo transmitir.

Es decir, no cabe duda de que el contenido del mensaje que el natural de Salamanca trató de enviar a los fieles alfareros es correcto. El problema en sí es la manera de hacerlo. Por supuesto que duele en el corazón de cualquier técnico y jugador escuchar cómo en tu propia casa suena el himno del rival a voces. Obviamente. Sin embargo, lo que no se puede hacer es salir a decir en rueda de prensa que tienen que apretar todos "los huevitos". Así no. La forma correcta hubiese sido mandar ánimos, demandar unión, ruido y más asistencia. Pero para ello también se debe entonar un mea culpa que en muchas ocasiones se ha querido escuchar frente a los micrófonos tras una derrota y no ha sido pasado.

Se ha de tener en cuenta que ser aficionado únicamente del Alcorcón es muy difícil cuando Real Madrid y Atlético de Madrid acaparan el escaparate mediático y futbolístico. Más aún cuando Leganés, Getafe y Rayo, por historia y ahora por actualidad, desplazan a los amarillos a ser el sexto equipo de la capital. Aun así, se consigue una media de 3.000 aficionados alfareros por partidos en una ciudad con casi 170.000 habitantes, es decir, que alrededor del 2% de la población acude al Estadio Municipal de Santo Domingo cada dos fines de semana a animar a su equipo. En términos similares equiparando los datos, es como si el Santiago Bernabéu o al Estadio Metropolitano albergasen, en relación con la población que vive en Madrid, más o menos 60.000 espectadores de media. Por tanto, las cifras son muy parecidas en ambos casos.

En definitiva, con estas declaraciones y teniendo en cuenta la poca tradición futbolística que posee Alcorcón, la enorme competitividad con el resto de equipos de la comunidad y la situación en la que se encuentra el club en Segunda División, más que criticar a los humildes 3.000 espectadores que suelen acudir al feudo amarillo, se les debería premiar y reconocer tal fidelidad. Porque no es nada fácil ser de un equipo pequeño, y más con las circunstancias explicadas.