El espectáculo Barça-Chelsea será el vivo recuerdo de unos prolegómenos que se reviven cada vez que el omnipresente, Andrés Iniesta, resulta decisivo en una eliminatoria tan importante como la que azulgranas y londinenses vivirán en la sede culé.

En un enfrentamiento que por el resultado, todavía no tiene el nombre de un vencedor claro, el esquema táctico del Chelsea basado en el cerrojazo italiano con la dinámica ultradefensiva intentará anular el juego asociativo y ofensivo de un Barça que apostará fuerte por brindarle el pase a cuartos de final de la Champions a una afición que pide a gritos más ilusión, contagiada por una buena racha que los de Ernesto Valverde deberán mantener en territorio europeo.

El mito de Stamford Bridge se revivirá como una revancha en un escenario paralelo y que a la vez, espera ser decisivo en cuanto a apoyo moral se refiere. Los culés tendrán la oportunidad de alentar a un Barça que buscará encajar el engranaje del equipo en la competición europea, dejando sin opciones a un equipo que además de mostrar solidez en defensa, sabe a lo que juega y lo que se juega.

Los de Conte, con el cartel de “outsider” sin ser claros favoritos, tienen en mente completar un partido totalmente estudiado, en el que cometer un error en la zaga defensiva, supondrá un punto favorable para los de Ernesto Valverde. En la Champions, cometer un error supone colgarse el “off side” en las espaldas y poner rumbo a casa.

Un Chelsea con un juego serio

La esencia de Stamford Bridge se presenta cada vez que los azulgranas se enfrentan a los ingleses. En la competición europea y como antecedente en cuanto a enfrentamientos entre ambos equipos se refiere, el recuerdo talismán de la pegada de Iniesta sigue todavía vigente, pero la Champions es una competición de espectáculo, ilusión y perseverancia en la que todo rival puede caer.

Willian, la pólvora en el ataque londinense

No será por el juego del Chelsea. Los de Conte ya demostraron estar a la altura del conjunto azulgrana en el partido de ida y en una eliminatoria que todavía está abierta, esperan anular el juego asociativo de un equipo que funciona a la perfección pero que necesita a la seguridad en su esquema táctico como acompañante de un Messi que ya ha conseguido romper su maleficio goleador contra los ingleses.

En el partido de ida, celebrado en Stamford Bridge, Andrés Iniesta reaparecía en el momento adecuado como una pesadilla para los ingleses y desenvolviéndose como pez en el agua dejándole un balón aéreo a un Messi que aprovechaba el error de la zaga defensiva londinense para rematar ante Curtois.

Se cambiaron los papeles. Esta vez, el manchego asistió al argentino tras un error cometido por Christensen y Fàbregas. El Chelsea, que se había adelantado al principio de la segunda parte con un gol de Willian ceñido al palo izquierdo de la portería de Ter Stegen, se dejaba empatar un partido que con el pitido final del árbitro, firmaba el empate que dejaba que todo quedara por decidirse en tierras barcelonesas.

Willian, la pólvora del Chelsea en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League | Foto del Chelsea

El Chelsea es un equipo de reencuentros. Muchos jugadores que han jugado en Can Barça tienen ficha en el conjunto londinense. Fàbregas y Pedro saben de lo que hablan. Además, la relación se cuaja en el sentido de que alguna vez han coincidido vistiendo la misma camiseta: la rojigualda. El conjunto londinense tira de un recurso que suele anular el estilo del juego del Barça.

Tirando de armamento ultradefensivo y maquinando un arropamiento para salir en el mínimo error defensivo culé a la contra, los de Conte tienen siempre en mente que todos sus balones lleguen a activar la conexión ofensiva entre Hazard y Willian, un claro peligro que suele desembocar en un contragolpe más que efectivo.

Cambio de escenario… ¡y acción!

La lucha entre un Barça asociativo y un Chelsea mordiente

El partido de vuelta se juega en el Camp Nou. El conjunto azulgrana tiene a su favor el factor cancha, teniendo en cuenta que la afición nunca falla y más en partidos en los que el rendimiento físico y moral es decisivo.

El conjunto azulgrana arriesgará y dará la cara en un escenario totalmente distinto, familiar y en donde la hinchada blue no estará tan cerca para alentar a los de Conte. El conjunto londinense no tendrá a su alrededor las gradas repletas de aficionados británicos tan pegadas al verde y se enfrentarán al conjunto azulgrana con otras armas.

Los de Ernesto Valverde preservarán su estilo de juego impulsando el dominio de pelota con robos de balón que siempre terminan en la efectividad de cara a portería de la delantera culé y con los que intentarán plantarle cara al esquema ultradefensivo del equipo liderado por las tácticas con esencia italiana impregnadas por Antonio Conte.

Un Barça más asociativo y en una nueva era y un Chelsea más contundente y mordiente lucharán por el pase a cuartos de final en un partido en el que la finura y la velocidad serán dos factores determinantes para los de Valverde, a la hora de anular el estilo imponente de un Chelsea basado en la calidad física y táctica, con su punto de partida en su zaga defensiva.

Datos que contagian esperanza e ilusión

Tirando de hemeroteca, la afición azulgrana tiene motivos de sobra para mantener la ilusión de cara al duelo contra los británicos. Logrando un resultado positivo en el partido de vuelta, aunque dejando la eliminatoria abierta y todavía por decidir en el feudo barcelonés, los azulgranas ya han conseguido salir vivos con claridad en casa de los blues, sin tener el factor cancha a su favor, consiguiendo además, como recompensa, la cima del fútbol europeo.

Siempre que ambos conjuntos se enfrentaron, al menos en 2006 y en 2009, el conjunto culé acabó conquistando la Champions League.

Siguiendo las estadísticas, en las dos veces anteriores, el conjunto azulgrana logró vencer a los ingleses en el feudo británico y alzando el trofeo de la competición europea en ambas ocasiones. Los aficionados del Barça tienen licencia para soñar y mantienen la ilusión viva de recobrar la épica que ya consiguieron años atrás, con el recuerdo talismán del Pep Team.

Con moderación y prudencia por delante, los azulgranas tienen la oportunidad de reforzar su camino en Europa sin bajar los brazos y con una dosificación que anule el desgaste físico de cara a afrontar los dos meses más importantes de la temporada.

El Barça, siendo aspirante a todos los títulos de la temporada, puede y tiene efectivos para conseguir sus objetivos en una nueva era teñida por la identidad aportada por Ernesto Valverde.

Celebración del empate en Stamford Bridge | Foto del Fútbol Club Barcelona

El enfrentamiento de dos titanes bajo palos

Al otro lado del enfrentamiento entre azulgranas y londinenses, se vivirá un duelo paralelo: el duelo entre Curtois y Ter Stegen. El cancerbero belga es una figura decisiva para el conjunto británico y para los de Conte, una buena opción a la que aferrarse con toda esperanza ante un ataque tan ofensivo y con tanta efectividad como el del conjunto azulgrana.

Un duelo bajo palos

Entrenándose con ejercicios de reflejos, el portero del conjunto londinense retará por segunda vez al guardameta culé, Ter Stegen, en el Camp Nou. Bajo palos, ambos serán decisivos para sus equipos en un encuentro en el que tienen que poner todos los sentidos para no cometer errores que sean determinantes y favorables en una eliminatoria tan disputada.

En tiempos de Zubizarreta, el conjunto azulgrana se interesó por hacerse con los servicios del portero belga. La opción Curtois se difuminó en el momento en el que el que fuera director deportivo se decantó por la figura del alemán.

Marc está inmerso a fondo en la portería del conjunto azulgrana. El guardameta alemán tiene un papel tan trascendental y temido por tantos rivales como el de seguir siendo el portero menos goleado de esta temporada en la competición europea.

Su solidez y su juego de pies con una conexión con matrícula en juego asociativo plantarán cara a los reflejos de Curtois, peleando por el resurgimiento de sus equipos en su camino por Europa, en un partido digno de dos titanes decisivos en una eliminatoria tan abierta y de tanto voltaje como la que se vivirá en el feudo culé.

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