Nueve partidos ante el Rayo Vallecano, nueve victorias para Sergio Ramos. Cinco duelos contra el Eibar, cinco triunfos cosechados por el camero. La fiabilidad del capitán del Real Madrid en su máxima expresión. Zinedine Zidane puede estar tranquilo cuando se vuelva a enfrentar a alguno de estos dos conjuntos. Con el "4" blanco sobre el terreno de juego, no hay nada de lo que preocuparse. Tan solo de que le vuelva a ocurrir lo que sufrió en Ipurúa: el conocido "apretón". El capitán merengue se marchó del verde en dirección al túnel de vestuarios, y volvió cinco minutos después. "Zizou" no pudo ser más explícito en su aclaración: "Se ha cagado un poco".

La anécdota de la temporada se la apuntamos a uno de los mejores jugadores de la misma. Ramos, al igual que su Real Madrid, ha cogido velocidad de crucero cuando la competición más lo requería. Cuando los partidos son de vida o muerte. Ahí aparecen los grandes jugadores. Y sus actuaciones estas últimas semanas están reflejando su presencia entre los más grandes. La eliminatoria contra el PSG no ha hecho más que reafirmar el ADN que figura en todos y cada uno de los integrantes de la plantilla merengue: importa más el aliciente grande y continental, que la rutina. Para entender el paralelismo en un ámbito más académico: el Real Madrid prefiere el examen final, que los deberes semanales.

La Liga para la escuadra de Zidane está imposible. Pero la Copa de Europa no. Y aunque ningún equipo ha logrado tres "Orejonas" seguidas, existen antecedentes que ayudan a creer: Casemiro no ha perdido una eliminatoria europea con el Real Madrid; Carvajal está a un partido de superar la racha histórica de encuentros sin perder en la UEFA Champions League (ya lleva 24); y luego está Ramos. El imbatible Ramos. Con él a este nivel, es difícil que el madridismo no crea.