A pesar de rozar el empate por unos cuantos minutos, y haberse podido plantar por delante en ciertas ocasiones, el Eibar se marchó de vacío en la última jornada liguera ante el Real Madrid. 

Una jauría llamada Eibar

La intensidad se pudo palpar desde el inicio. Los primeros compases del encuentro estuvieron protagonizados por el carácter y garra de los locales, señas de identidad armera. Mendilibar puede estar más que satisfecho por contar con tal jauría de hambrientos lobos.

Ocasiones como soles

Tanta hambre, tanta presión en campo rival, y tanta intensidad derivaron en ocasiones, en muchas ocasiones. No corría ni el minuto 5 cuando los de Mendilibar habían tenido más de una ocasión clara. El peligro pasaba por las botas de los hombres de ataque: Kike García, Takashi Inui y Pedro León. Un "Pedrito" León al que se le pudo ver activo en la parcela ofensiva y salidario en labores defensivas. Así, como anotación.

Efímera sensación de control absoluto

No duró mucho dicha situación. La sensación de superioridad se fue difuminando paulatinamente, y era el Real Madrid, el equipo encargado de sembrar el terror en el verde de Ipurua. Letales como nadie a la contra, maestros del ataque transicional, y con una pegada de escándalo... los blancos no tardaron mucho en abrir la lata. Pero antes de la primera diana de Cristiano Ronaldo, el Eibar cometió una generosa cantidad de faltas, signo de la impotencia en ciertas fases de la primera mitad.

45' por delante y hambre por saciar

El luminoso indicaba el 0-1 al descanso. El Madrid dominaba por momentos, pero la garra es algo que se lleva dentro, y a eso se aferrarían los de Mendilibar, al espíritu armero.

Una vez recibidas las instrucciones y el alentador mensaje de su técnico, la hambrienta jauría eibarresa salió a morder. Y tanto que lo hicieron...No se había cumplido el minuto 50 cuando Iván Ramis, a corner botado por Pedro León, mandó el cuero al fondo de la red con un potente testarazo. Ahí estaba. La mayor arma armera sacada a lucir, nunca mejor dicho. El Eibar, sabedor de sus posibilidades, confió y obtuvo su premio antes de lo que cualquiera pudiera haber imaginado.

No obstante, ese tempranero gol podía ser sinónimo de una avalancha ofensiva por parte de los visitantes, o por el contrario, podía ser un aliciente más para seguir luchando en busca de la victoria.

Y hasta el minuto 85 todo iba sobre ruedas para los locales. Pero, cuando se trata del Real Madrid, uno nunca puede estar tranquilo, y menos aún cuando el tiempo se agota y el marcador luce las tablas.

Así pues, en una jugada que, a priori, transcurría sin peligro alguno, llegó la sentencia. Luka Modric abrió para Carvajal y éste lanzó un medido centro a la cabeza del baluarte blanco, Cristiano Ronaldo. Segundo gol en su cuenta particular, y una vez más, el Madrid salió victorioso del fortín armero.

Cual náufrago perdido, el Eibar remó, remó y remó para morir en la orilla, dando más razón si cabe al titular de este mismo texto: "se resiste".