¿Continuidad? ¿Coherencia? ¿Cantera? Términos comúnmente utilizados en el mundo del fútbol y que, en los últimos tiempos, brillan por su ausencia. El Real Sporting de Gijón es un club centenario que parece vivir en un permanente "Día de la Marmota".

A la deriva en un fútbol cada vez más monetizado

Desarraigo; quizá sea este el adjetivo que mejor defina la actual plantilla del Sporting. Casi una treintena de incorporaciones en los últimos dos años, con sus respectivas salidas, sirven de apoyo a la teoría aquí expuesta. Que esta temporada, por primera vez en 112 años de historia, el Sporting haya disputado un partido oficial sin asturianos en el once inicial es otro argumento de peso para tan contundente afirmación. Lo más triste, que este hecho se haya producido en Segunda División. La confirmación absoluta de la tragicomedia en que se ha convertido el club.

Ante el Cádiz, el Sporting jugó sin asturianos en el once inicial // Imagen: La Liga
Ante el Cádiz, el Sporting jugó sin asturianos en el once inicial // Imagen: La Liga

Y todo ello, ¿para qué? La situación económica ha mejorado notablemente en las últimas temporadas, es cierto. También lo es que difícilmente podía ir a peor. A nivel deportivo, el equipo cosechó un nuevo descenso a Segunda (merecido) con la salvación más barata de la historia de LaLiga (muy merecido), y, actualmente, pelea por alcanzar los puestos de ascenso directo, que aún se mantienen a una distancia considerable. Pese a todo, casi 25.000 abonados (que no socios) respaldan un ¿proyecto? 2017/18 demasiado alejado de aquel equipo de los guajes que enamoró a la mitad rojiblanca del Principado. Para hacérselo mirar…  

Los disparatados horarios y los precios de las entradas están acabando con los domingos de grada, puro y bocadillo que tan alegres compartían abuelos y nietos años atrás

Sobre el recién bautizado por Axel Torres como "posfútbol", conocido comunmente como "fútbol moderno", se han vertido todo tipo de pestes. Algunas más que fundadas, y otras, quizá no tanto. Puede que los horarios de los partidos, sobre todo los lunes y los viernes, y los precios de las entradas, en muchas ocasiones abusivos, estén acabando con los domingos de grada, puro y bocadillo que tan alegres compartían abuelos y nietos años atrás. Que nadie se escandalice: el puro para el abuelo y el bocadillo para su nieto. Puede que el romanticismo del balompié de antaño se esté perdiendo y que las televisiones rijan y dirijan este 'mundillo' a su antojo. Puede. Por otra parte, no es menos cierto que los clubes, en detrimento del aficionado 'de toda la vida', están percibiendo unos ingresos sin igual hasta la fecha. Consecuencia directa: inversión (hay que ilusionar a una masa social ansiosa de renombres propios y que, en su mayoría, seguirá los partidos por algún canal de pago, muy alejados del calor del estadio, así como a un lobby de representantes ávidos de colocar a sus chicos como si fuesen mera mercancía, llevándose, de paso, una buena tajada) y, con ella, puerta cerrada a los sentimientos, el apego y la cantera. El negocio sigue, implacable, su camino.

Un destello entre tanta oscuridad

Los guajes, un equipo de leyenda que, más por su entrega y profesionalidad que por su calidad técnica, ha pasado ya a los anales de la historia rojiblanca, marcaron el camino a seguir para una institución de "rancia solera, brillante historial" y de cuya "cantera surgieron valores que nadie ni nunca podrán olvidar".

El sueño de instaurarse definitivamente en Primera División y, a partir de Mareo, construir un proyecto sólido y con futuro, pasó a mejor vida demasiado pronto. Siempre se van los mejores. Dos años después, solo quedan cenizas y el amargo recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Si el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, el Sporting parece ser uno de los clubes condenados a repetir sus errores temporada tras temporada. La rueda sigue girando.

El Sporting de los 'guajes' pasó a mejor vida // Imagen: Juan Ignacio Lechuga - VAVEL
El Sporting de los 'guajes' pasó a mejor vida // Imagen: Juan Ignacio Lechuga - VAVEL

El malogrado "crecimiento sin retorno" del Sr. Fernández

Puede que la racha de victorias encadenadas en los últimos partidos y la buena imagen ofrecida por los pupilos del Pipo Baraja sobre el césped de El Molinón hayan despejado algunos fantasmas en relación a la presente campaña, y es que los puestos de payoff, mucho tiempo después, vuelven a estar a tiro. Aún así, la facción más crítica del sportinguismo mantiene la vista fija en la que considera culpable de todos los males que aquejan al club de sus amores desde hace casi un cuarto de siglo: la familia Fernández.

Del famoso "el Sporting ha despegado hacia el crecimiento sin retorno" del señor Javier Fernández en junio de 2016 (con el equipo en Primera), no han pasado ni siquiera dos años naturales. Hoy, parece que la afición se debe conformar con aspirar a los puestos de playoff en la categoría de plata. Tela. En palabras de Miguel Hernández: "¡Quién te ha visto y quién te ve, sombra de lo que eras!".

Otro aspecto a tener en cuenta es el famoso caso 'Jony'. ¿Cómo es posible que el 'jugador franquicia' de un equipo de Primera (hablamos de aquel Sporting) abandone la entidad, rumbo a Málaga, completamente gratis? Cero beneficio para el club de origen. ¿Cómo es posible que regrese, un año y medio después, calidad de cedido, y sea, nuevamente, el mejor futbolista de la plantilla? Un caso digno de Fox Mulder y Dana Scully en Expediente X. Paranormal.

Jony regresó al Sporting en calidad de cedido hasta final de temporada // Imagen: Diego Blanco - VAVEL
Jony regresó al Sporting en calidad de cedido hasta final de temporada // Imagen: Diego Blanco - VAVEL

Por si esto fuera poco, la planificación deportiva transmite, cuanto menos, serias dudas en cuanto a la continuidad del ¿proyecto? y su credibilidad a medio y largo plazo.

¿Es esta montaña rusa de decisiones que se toman desde la "Casina de Cristal" un golpe maestro o un disparo en el pie?

Al margen de los recurrentes fichajes, que ya han sido comentados previamente en este texto, la política seguida por el actual director deportivo, Miguel Torrecilla, con respecto al capataz para el banquillo rojiblanco no coincide, para nada, con lo que dictan los cánones de la lógica. En verano Paco Herrera, el entrenador con mayor experiencia en Segunda División, fue el elegido para devolver al Sporting a la élite. Los resultados no fueron los esperados, algo relativamente normal en el mundo del fútbol, y se decidió prescindir de los servicios del técnico catalán. En su lugar llegó Rubén Baraja, con la "L" de entrenador novel a sus espaldas. Al margen del rendimiento mostrado por uno y otro, que no es objeto de debate en este artículo, la coherencia, algo clave en el fútbol y en la vida, es solo una sombra esquiva que pasea por la playa de San Lorenzo. El tiempo, justo juez y verdugo, dictará sentencia. ¿Es esta montaña rusa de decisiones que se toman desde la "Casina de Cristal" un golpe maestro o, por el contrario, un disparo en el pie?