El Lorca saltó a La Romareda con varias bajas que llevaban a Fabri González a efectuar algunos cambios obligados en el once inicial. Principalmente, la ausencia de Carlos Pomares.

El valenciano no pudo disputar el partido a causa de acumulación de tarjetas amarillas, y el Lorca perdía a una de sus referencias atrás, un jugador muy polivalente al que hemos visto ocupar varias posiciones muy diversas a lo largo del curso. Tuvo protagonismo con Curro Torres y se convirtió en esencial con Fabri González quien le hizo jugar de lateral, extremo, centrocampista y finalmente incluso de central.

En su sustitución, el técnico gallego decidió dar protagonismo a Federico Bicoro, el jugador camerunés internacional con la selección de Guinea Ecuatorial que llegaba procedente de la UD Sanse de Segunda División B.

Apuesta arriesgada por parte de Fabri que daba minutos a un jugador que aún no se había estrenado con el primer equipo. Llegaba como refuerzo para el filial pero con la intención de pasar mucho tiempo con la primera plantilla, y así ha resultado ser. Bicoro pudo salir de inicio en un gran campo como La Romareda y pudo demostrar su valía.

A pesar de los goles encajados que fueron, en parte, culpa de la falta de conexión entre él mismo y Digard, se mostró sólido especialmente en el uno contra uno con los atacantes del Zaragoza que son de mucho peligro.

El número 45 del cuadro de la Ciudad del Sol, dejó sensaciones contradictorias en su primer partido. A pesar de mostrar un gran nivel en los primeros minutos, su falta de minutaje y experiencia en la categoría acabó costándole muy caro.

Además, una entrada a destiempo en la segunda mitad acabó forzando la segunda amarilla y acabó expulsado del partido. Los lorquinos piensan ya en su próximo partido en casa frente a un FC Barcelona B que también quiere conseguir la permanencia en la categoría tras un año complicado.