Dicen los supersticiosos que el color amarillo atrae la mala suerte. No sé bien por qué, pero sí es cierto el Atlético de Madrid es la prueba viviente de que es así. Y es que el equipo rojiblanco tiene un inexplicable gafe con el submarino amarillo. En otras ocasiones hemos visto cómo el Villarreal ha vapuleado al Atlético, sin ir más lejos el año pasado el duelo disputado en tierras castellonenses acabó con un incontestable 3-0. Esta temporada el partido disputado en el Metropolitano acabó con un decepcionante empate a uno y en el día de hoy cuando parecía que la maldición tocaría a su fin en diez minutos los de Javi Calleja dieron la vuelta al resultado.

Y eso que el partido comenzó a favor del Atlético con una jugada polémica en la que en el minuto 15 Fernández Borbalán señaló penalti  por una caída de Griezmann en el área que el propio francés se encargó de convertir en el 0-1. Un gol que, por cierto, acababa con la maldición del jugador contra el Villarreal a quien no había marcado en 13 partidos.

Tras el gol del principito el Atlético siguió a lo suyo. Ritmo pausado, posesión para el rival pero con muy poquito haciendo daño. Y así, en una buena combinación de Correa, Griezmann y Vrsaljko acabó con el centro del croata al área y el disparo de Koke al palo. El Villarreal poco a poco iba ganando posesión pero no era capaz de poner en aprietos a Jan Oblak y el Atlético se encontraba ante su situación de partido favorita.

Poco más iba a pasar en la primera parte y el guión siguió prácticamente inalterado al inicio de la segunda. A punto estuvo Rodri de meter el 0-2 en su propia portería y el Atlético levantó el muro en el que quedaron perdidos Bacca y Dani Raba. Necesitaba cambiar algo el Villarreal para hacerle algo más que cosquillas al Atlético y Javi Calleja comenzó a mover el banquillo. Entraron Sansone, Castillejo y Ünal para dar potencia ofensiva a su equipo. Quédense especialmente con el turco porque más adelante sería clave en el devenir del encuentro.

Y de repente todo cambió

Mientras el Atlético seguía defendiendo plácidamente y esperaba agazapado a salir a la contra para matar el encuentro. Griezmann tuvo en una buena combinación con Correa y Diego Costa la ocasión para sentenciar pero por intentarlo hacer bonito se le fue al limbo el disparo. Y fue justo aquí cuando algo hizo "click" en el Atlético, en el Villarreal y en el partido. Porque hay que admitir que los visitantes no estaban ofreciendo nada del otro mundo pero es que el paupérrimo desempeño de los locales no exigía, ni siquiera estimulaba poner más carne en el asador.

Y cuando parecía que nada iba a cambiar en los últimos diez minutos en un córner el turco Enes Ünal se adelantaba a Saúl y ponía el empate en el marcador. Lo celebraba la grada como si de una victoria se tratase porque sabían que visto lo visto las tablas podían considerarse un botín muy valioso. 

Pero si algo puede salir mal, saldrá peor. Y con un Villarreal crecido apareció de nuevo la figura de Ünal para dar la vuelta al marcador en el tiempo de descuento. Un 2-1 inesperado por todas partes, porque el Villarreal no había remontado un partido en Liga, porque Ünal había marcado tan solo 8 goles en 46 partidos y estaba muy discutido, porque al Atlético el 1-0 y a defender se le da de lujo, porque su fuerte, el juego aéreo, fue su verdugo hoy... Esas cosas que se achacan a la mala suerte.

Completamente desquiciado el Atlético se quedó con un jugador menos justo antes de que Fernández Borbalán pitara el final por expulsión con roja directa de Vitolo.

Una nueva derrota en el Estadio de la Cerámica que supone un duro golpe, otro más tras conocer el alcance de la lesión de Filipe y que puede ser peor si el Real Madrid gana su partido y se coloca a cuatro puntos a falta de dos jornadas para el derbi en el Bernabéu. Pero no todo va a ser malo, al menos la semana que viene el rival que se presentará en el Metropolitano no vestirá de amarillo.

VAVEL Logo
Sobre el autor