El Atleti tropezó de nuevo con el submarino amarillo, al que no ha conseguido vencer en esta campaña liguera. Así pues, el título queda prácticamente sentenciado a favor de los blaugranas, que brillan en lo alto de la tabla a once puntos de distancia.

Penalti de la nada y se apagó la luz

El Principito, que no perdonó desde los 11 metros, cumplió en este sentido, pero volvió a dejar escondida quién sabe dónde su mejor versión. Se inventó el penal, coló y lo encajó. Sin embargo, cuando llegó la hora de ampliar la ventaja en el marcador, no aportó absolutamente nada. Falló una ocasión clara, que pudo haber sido el segundo de los colchoneros, y por culpa de una tarjeta amarilla no podrá jugar ante el Deportivo de La Coruña.

Presencia obligatoria  en el campo

Por ello, Griezmann hace las veces de intermitente en el coche de Simeone. Por supuesto, es una pieza de vital importancia para este vehículo, pero no deja de ser una iluminación parpadeante, y no inmortal. El entrenador, como conductor del mismo, principal dirigente y artífice máximo de cada una de las decisiones que se toman en el carro colchonero, utiliza sus recursos para adaptarse de la mejor manera a las carreteras por las que va transitando. Estos últimos meses, la circulación se ha complicado bastante: muchas de sus partes clave están temporalmente fuera de servicio, y ha tenido que prescindir de algunos de sus recambios. Ahora, con tan sólo 14 jugadores en la plantilla y el final de temporada a la vuelta de la esquina, el Cholo necesita ver que todo va sobre ruedas, y sólo será posible si las piezas con las que cuenta, sean éstas las que sean, dan el máximo.

Toda una máquina de calidad que debe prender cuanto antes

No se trata de un problema de aptitud sino de actitud

Griezmann es un jugador muy especial: de eso no cabe la menor duda. Tiene un talento extraordinario y mucho futuro por delante, ya que desde que puso los pies en el Atleti no ha hecho más que demostrar sus vastas capacidades. El episodio acaecido el pasado verano fue algo que nadie se esperaba, puesto que sus desafortunadas declaraciones no gustaron en absoluto a la hinchada rojiblanca. Antoine dejó entrever que deseaba marcharse, pero finalmente, viendo que todavía tenía opciones de triunfar en la zaga madrileña y que el equipo estaba sancionado sin fichar, terminó quedándose. Desde entonces, aunque todo apunta a que aunque la afición ya se ha reconciliado con el “gallito”, cada paso que da sobre el césped es medido y analizado hasta el más mínimo detalle.

Nadie, excepto él mismo, conoce sus intenciones. Lo mismo da cualesquiera que sean: lo que debe hacer ahora mismo es dejarse la piel en el campo mientras siga luciendo la rojiblanca, lo cual ojalá continúe haciendo por muchos años más. Porque el “7” merece la pena, y este último tropezón ha sigo un desliz desafortunado en medio de una era esplendorosa. Si se levanta con éxito de esta caída, seguro que el “intermitente” del Atleti seguirá deleitando a la parroquia colchonera y cumpliendo con su objetivo en el club. Dicho esto, toca desearle ánimo y fuerza para que sea capaz de cumplir con esta importante misión. Y es que hacer de esta tumultuosa temporada una campaña para recordar pasa por las botas de Antoine Griezmann.