Los pupilos de García Pimienta saltaban a Can Budellera con el título de campeones en mente. Siendo líderes y encabezando la clasificación de la División de Honor Grupo 3, los azulgranas podían imperar en la competición doméstica si se hacían con la victoria ante el Nàstic.
Con 66 puntos, el liderazgo personificado pisaba tierras tarraconenses a un punto de proclamarse campeón. Mucho tenía que fallar el engranaje para que este equipo no se hiciera con lo que tanto ha perseguido a base de regularidad.
García Pimienta apostaba por un once integrado por Baño, Mate, Mingueza, Arnau, Martí, Sandro, Guillem, Monchu, Nils, Collado y Edgar para entonar el alirón desde el mástil de Tarraco. Los once elegidos por el entrenador barcelonés salían al terreno de juego mentalizados y con ganas de resarcirse ante el décimo clasificado de la competición.
El conjunto local salía con la unión como bandera. Los granas querían arrebatarle la ilusión al rival y golpeando primero, sus esperanzas se presenciaron a domicilio, aunque por muy poco tiempo.
Y la unión fue fructífera para los de Cazorla. Ponían el 1-0 en el marcador y golpeaban primero con autoridad en la primera mitad del encuentro.
Ante la diana de Micó, que sorprendía en la portería de Baño, incapaz de detener el tanto, a los de García Pimienta únicamente se les pasaba por la cabeza el remontar el resultado. Y así fue. Las esperanzas del Juvenil A no quedaron disipadas y con la posesión de balón a su favor, los azulgranas comenzaban a remendar el partido.
Con el control del partido, los azulgranas comenzaron a resarcirse ante un rival que vio imposible aguantar su adelantamiento en el marcador. Nils Mortimer y Collado, artífices de los goles que le daban el triunfo al Juvenil A azulgrana, evidenciaron su buena conexión en ataque en tierras tarraconenses.
Los de García Pimienta reaccionaban al tanto de los de Manel Cazorla y con un pase de la muerte protagonizado por Guillem Jaime, Nils Mortimer hacía un empate en el marcador, con el que además de retornar la ilusión, retornaba la pausa y la calma de un juego que por unos minutos, parecía recobrar más nerviosismo que el vivido por los culés a pie de campo.
Con contundencia de por medio, los azulgranas consiguieron alzarse con la victoria con un 1-3 en el marcador. Collado, pieza clave en el esquema del Juvenil A y máximo goleador del equipo, se unía a una fiesta que no había hecho más que empezar.
El Juvenil A se proclamaba campeón de la competición doméstica dejando relegado al Nàstic en un segundo plano. Con 69 puntos, veintiuna victorias, seis empates y una derrota, los de García Pimienta recogían lo sembrado y alcanzaban la expectativa por la que tanto han luchado a lo largo de una temporada en la que con una nueva seña de identidad, volvían a lo más alto.
Los jugadores lo celebraban en Can Budellera. La alegría rozaba los niveles de expectación de unos jugadores que lucharon hasta el final por un título conseguido a base de acciones meritorias.
García Pimienta era alzado por sus pupilos, conscientes de lo que habían logrado. Con la regularidad premiada y con Europa ya en el horizonte, las cosas no han hecho más que empezar.