Un Alcoyano mermado por las bajas, sensiblemente agudas en el ataque, hacían presagiar que este tampoco iba a ser el día en el que los locales rompiesen el maleficio que les persigue cuando juegan delante de su afición. Diecinueve jornadas. Una vuelta completa. Ese el tiempo que lleva sin ganar el Alcoyano ante su fiel parroquia. La última alegría, ante un Badalona que ahora encadena siete triunfos consecutivos y será el próximo rival de los blanquiazules, se remonta ya al pasado noviembre.

Cierto es que el oponente que tenía ante sí el Alcoyano en esta ocasión era un querido enemigo. El Sabadell de Seligrat, máximo exponente del Alcoyano aguerrido que alcanzó el subcampeonato la temporada pasada, se mostró con los mismos rasgos que caracterizaron a los blanquiazules el curso anterior: repliegue, presión, peligro a balón parado y rápidas transiciones. Solo la falta de puntería en las escasas ocasiones que el partido deparó impidió que los arlequinados se llevasen el máximo botín del vetusto coliseo de la moral.

La base de aquel Alcoyano de Seligrat se mantiene en El Collao. Sin embargo, los mismos males que lastraron al Sabadell en esta ocasión, los lleva sufriendo el Deportivo durante toda la competición. La falta de gol, sumada a la mala fortuna y a la escasa sintonía con el trio arbitral, puso cuesta arriba el triunfo de un Alcoyano que sigue cuatro puntos por encima del puesto de playout y con cinco puntos de ventaja sobre el descenso.

Respeto y pocas ocasiones

Cuatro partidos lleva Mario Barrera al frente del Alcoyano. Ya conoce el sabor de la derrota, en Lleida, y es un experto del empate, con tres igualadas ante Elche, Olot y ahora Sabadell. En esta ocasión, al técnico argentino no le quedó más remedio que poner sobre el césped a los once miembros de la primera plantilla que no estaban ni lesionados ni sancionados. De hecho, Iván, Lado y Poley, eran los únicos representantes de la primera plantilla en un banquillo repleto de juveiles.

Y es que ante las sensibles ausencias de Mario Fuentes, Lino y Mariano por sanción, y de Nieto, Álvaro y Eldin por lesión, el ex entrenador del Eldense tuvo que recomponer el ataque blanquiazul. Para ello, en una decisión que el transcurrir del encuentro demostró ser un acierto, apostó por Kilian y Roberto Alarcón por las bandas y por Gato como nueve, acompañado unos metros más atrás por Mario Arques.

Disposiciones técnicas al margen, los primeros cinco minutos fueron para el Sabadell. Dos saques de esquina y una falta lateral botadas sin mayor peligro para la meta de Bañuz significaron el preludio de la aproximación más clara del cuadro arlequinado en estos compases iniciales del partido. Capó disparó alto en una segunda jugada tras el rechace de un córner.

Rápida respuesta tuvo el Alcoyano a esa salida arlequinada con más protagonismo. Mario Arques robó un balón en el centro del campo y, tras acompañar una jugada que se desarrolló por la banda derecha del ataque blanquiazul, fue él mismo quien conectó un remate forzado que se perdió por poco cerca del palo derecho de la meta de Roberto.

El Alcoyano vio que podía minar la defensa arlequinada y adelantó tímidamente las líneas. Kilian, muy vertical y participativo, intercambiando posiciones con Roberto Alarcón, recibió el balón en el pico derecho del área grande y, tras deshacerse de dos defensas, envió el balón al corazón del área. Allí apareció Navarro para rematar y, con Roberto ya batido, fue Marc Martínez quien desvió el balón ligeramente con su cabeza para virar la trayectoria del esférico y hacer que impactase contra el travesaño.

Más de media hora restaba todavía del primer acto, pero pareció una eternidad. Tras esta clara ocasión local, los treinta minutos restantes resultaron tediosos, con dos equipos superados por las imprecisiones. Solo el Sabadell, en las postrimerías de la primera mitad, buscó la meta de Bañuz, pero el ilicitano respondió bien a los dos intentos de Josu. En la segunda de ellas, en cambio, el rechace fue manso a los pies de Capó, pero su remate se marchó muy alto.

La lluvia frena al Sabadell

El inicio del segundo acto fue de claro dominio posicional arlequinado. Suya fue la iniciativa y la posesión del esférico. Por su parte, el Alcoyano permanecía resguardado y prácticamente embotellado en su campo. Las dificultades para deshacerse de la presión visitante aumentaban cuando el Deportivo solamente trataba de hilvanar sus ataques a partir de balones largos y altos, donde Gato poco podía conseguir ante una defensa tan corpulenta como la del Sabadell.

El control arlequinado, infructuoso hasta pasado el primer cuarto de hora de la segunda mitad, cerca estuvo de ser letal en la primera llegada clara de los visitantes en el segundo acto, cuando una incorporación de Óscar Rico por banda terminó en un centro que cayó en las botas de Josu, cuyo golpeo chocó contra la cepa del poste de la meta de Bañuz.

Tras ello, tal y como sucedió en el primer acto, el ecuador y el grueso de la segunda mitad no resultó especialmente vistoso para el espectador. La lluvia, incesante e intensa, fue el elemento que rompió el ritmo de un partido que, a los puntos, se decantaba de lado arlequinado.

La urgencia alcoyanista le hizo sacar su pundonor en la recta final del choque. Primero fue Kilian el que, con un disparo desde el margen derecho del área, obligó a lucirse a Roberto. Después, tras un desajuste de la zaga arlequinada, fue Roberto Alarcón quien cruzó en exceso un remate desde el pico izquierdo del área. Pero el gol le sigue siendo esquivo al Alcoyano.

Como esquiva le es también la fortuna con las decisiones arbitrales. En este caso, el colegiado murciano Campos Salinas propició que el Sabadell disputase con superioridad numérica los cuatro minutos de añadido al expulsar por doble amonestación a Tomás Ruso. Sin embargo, el Sabadell, a diferencia del Olot la pasada jornada, no aprovechó de inmediato esta situación y el marcador no se movió.

Con el justo reparto de puntos, el Sabadell camina tranquilo por el centro de la tabla, con 40 puntos. Los 37 del Alcoyano le mantienen, igualado con un Olot que venció en Cornellà, cuatro puntos por encima de la promoción por la permanencia y con cinco de ventaja respecto al descenso directo.

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