Como el Oviedo de Hierro. Esperpéntico. Sólo hay que ver las caras de los aficionados carbayones desplazados hasta el Municipal de Santo Domingo, en Alcorcón, para darse cuenta del bochorno que aquél partido generó, no sólo por lo ocurrido, sino también por lo acumulado en otras salidas lejos del Tartiere. Se empezaba a llenar el vaso.

Partido de fútbol, pero de fútbol poco

Así fueron los primeros minutos de un encuentro bastante igualado entre dos equipos, por aquel entonces, muy parejos en la clasificación y que tras el encuentro estaban distanciados por un sólo punto: quince para los alfareros y catorce para los carbayones.

Pero lo peor que le pudo ocurrir al Real Oviedo aquella tarde-noche de octubre en Alcorcón nada tendría que ver con que el conjunto amarillo se adelantase en el marcador, que también, sino más bien con la rodilla de su ariete, José Verdú 'Toché'.

El murciano, que tras un desafortunado lance del juego en el minuto 25 tuvo que ser atendido por las asistencias azules, no pudo continuar a pesar de intentar hacerlo. -Estuvo hasta el minuto 29 sobre el verde.-

Hasta el minuto 41 se mantendría el "resultado gafas". Fue entonces cuando apareció Álvaro Giménez. Juan Carlos, de aquella portero titular indiscutible -que no cuestionado- del Real Oviedo, nada pudo hacer para detener un potente remate de cabeza a bocajarro en el área pequeña, ganándole la partida por alto, sorprendentemente a Carlos Hernández.

No hubo reacción

Tras el paso por el vestuario el Real Oviedo no espabiló. Siguió siendo ese equipo apático, apagado, sin ideas. El Alcorcón olió la sangre y acosó literalmente la meta de Juan Carlos, y sí, encontró el premio.

Esta vez fue el lateral derecho del conjunto alfarero, Laure, el que galopó la banda aprovechándose de una muy buena protección del balón de su compañero Álvaro Peña, en el punto de penalti y de su posterior apertura.

El defensa, que se incorporó al ataque seleccionando muy bien el momento para hacerlo, definió abajo, raso, entre las piernas del meta carbayón y subió el dos a cero al electrónico.

Carlos Hernández y Mossa intentan taponar el disparo de Laure sin éxito. | Imagen: La Liga
Carlos Hernández y Mossa intentan taponar el disparo de Laure sin éxito. | Imagen: La Liga

A pesar del esperpento, el Oviedo hizo autocrítica

No durante los noventa minutos, pero sí a posteriori. Quizás fue paulatina, lenta, pero la reacción del Real Oviedo llegó y comenzó por el asentamiento del juego en su feudo, donde acabó por hacerse fuerte del todo, contando prácticamente todos sus partidos por victorias tras los pequeños pinchazos sufridos ante Zaragoza y Tenerife, también en aquel fatídico mes de octubre.

Además, a la solidez en el Tartiere se le sumó una buena dinámica del equipo fuera de casa, tan sólo un par de jornadas después del batacazo en la ciudad madrileña.

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