Momento triste para los rojiblancos y madridistas en esta temporada. Se juega el último derbi del curso. Un derbi insulso pues ninguno se juega nada trascendental, más allá de la rivalidad que obliga a que uno tenga que ganar al otro.

Por poner una motivación, es que de este enfrentamiento puede salir el subcampeón de la competición doméstica. Cuatro puntos distancian a ambos. Una victoria colchonera o un empate harían que la segunda plaza fuera del Atleti pero si el Real Madrid saliese vencedor quedaría abierta una bonita lucha que llegaría hasta el partido final.

A Simeone le gusta el Bernabéu

Para que el Atlético certifique, algo más, esa segunda plaza tiene que llevarse los tres puntos del coliseo merengue. Para ello no tiene malos precedentes. Sus últimas cuatro victorias se saldan con tres victorias y un empate. Unos datos para la historia pues ningún equipo lo ha conseguido antes.

De esas tres veces en las que salió victorioso, la más reciente fue en 2016 cuando un gol de Griezmann en el minuto 53 hizo que en la capital solo hubiera un color, el rojiblanco. El cuadro colchonero salió al Bernabéu sin complejos y se marcaron un partido de los que ellos saben hacer. La presión alta fue el arma que utilizaron para dejar al público sin otra cosa que pitar a los suyos ante lo que vieron sus ojos.

La jugada

En esa ocasión, entre Gabi y Augusto le quitaron el balón a Isco e iniciaron la contra. El propio Griezmann la dirigió, combinó con Filipe y recibió de vuelta para liquidar el partido ante un Real Madrid que ya contaba con Zidane en el banquillo.

En la campaña pasada, el derbi del Bernabéu terminó en tablas. Este año el Atlético quiere traerse la victoria de nuevo y para ello, ¿qué mejor que recordar ese encuentro de 2016?