Cita clave la que tenía el conjunto de Álvaro Cervera en el Ramón de Carranza. Llegaba al feudo amarillo la Unión Deportiva Almería, un equipo que se encontraba en una racha de cuatro derrotas consecutivas y con bajas muy sensibles como la de José Pozo. Por parte del Cádiz, volvían a la convocatoria jugadores como Perea y Romera, ya recuperados de sus respectivas lesiones. En el caso de Salvi, el rápido extremo cadista sigue tratándose para estar disponible lo antes posible de cara al tramo final de liga. Además, volvía el fútbol un viernes a Carranza, y la afición respondió con una asistencia de 14 mil espectadores. 

Con la baja de Salvi, finalmente Cervera apostaba de nuevo por su experimento ya realizado la semana anterior en Vallecas y con un resultado positivo. Carrillo ocupaba una jornada más la habitual posición de Salvi. Eran dos las novedades de Cervera con respecto al once de la semana pasada frente al Rayo Vallecano. Tras el ostracismo en el lateral izquierdo que tanto revuelo ha causado, Bijker era el encargado de ocupar esa demarcación, mientras que Kecojevic entraba de nuevo en la alineación titular tras superar su partido de sanción en lugar de Marcos Mauro.

En el interior del vestuario no se respiraba ni una pizca de confianza por la situación deportiva del rival. El choque se tomó bastante enserio desde el empate en Vallecas y se sentía como una final en los jugadores. Sin embargo, la primera parte fue una dosis de aburrimiento para los espectadores. Lo más destacado fue el rifirrafe que protagonizó el excadista Nano con Rober Correa tras una pugna por el balón en la línea de fondo de la portería defendida por Alberto Cifuentes, que acabó con pitos para el jugador almeriense cada vez que tocaba el esférico y una tarjeta amarilla mostrada por el colegiado en el minuto 38 de encuentro. Ocasiones, las justas. Un disparo de Álex Fernández que se marchó desviado por parte del Cádiz y otro de Panadero repelido por Cifuentes por parte del Almería fue lo más destacado durante la primera parte del choque.

Tras la reanudación, se esperaba a un Cádiz mucho más agresivo ofensivamente. Carrillo acostumbraba a caer a la punta del ataque y Barral iba a recibir, pero esa no fue la táctica que iba a propiciar ocasiones para el Cádiz. Sólo la insistencia por la banda de Álvaro García iba a hacer que el conjunto amarillo tuviera alguna oportunidad. La mayoría de ellas, en botas de un David Barral que demostró una falta de puntería inmensa en un delantero de su calibre. 

Las primeras ocasiones venían a raíz de esa fórmula. Acción por banda de Álvaro y centro raso al corazón del área, donde Barral no acertaba en un disparo que se iba desviado por poco del palo derecho en la portería defendida por René. Poco después, una jugada muy parecida iba a terminar en el mismo resultado. En ambas, el delantero isleño reclamaba saque de esquina. 

El gol no llegaba y el público comenzaba a alentar a los suyos viendo que en alguna podría entrar el balón. Barral iba a tener de nuevo otra ocasión, pero esta vez iba a ser la más clara del partido. Tras quedarse completamente solo delante de René, el portero almeriense sacaba una magnífica mano para contrarrestar el disparo del delantero. El guardameta visitante fue uno de los jugadores más destacados del partido, y puso el broche de oro a su noche con una parada espectacular tras el remate de cabeza de Servando en un saque de esquina lanzado por Eugeni.

Finalmente, el gol no llegó y el Cádiz tiene que conformarse con un empate que sabe a poco. Todo lo contrario para un Almería que lo saborea como oro y hace encarar la recta final de otra forma.