El Atlético de Madrid sacó un empate en el último derbi de la temporada. Un punto que, aunque querían los tres puntos, sirve para tener más en su mano acabar como segundos en la clasificación. Al finalizar el partido, Saúl dijo que el equipo se había quedado con el sentimiento de poder haber sacado algo más. Es cierto que el cuadro del Cholo pudo haber tenido más premio si Keylor no hubiera estado bajo la red blanca, sobre todo en la segunda parte. Pero tampoco es menos cierto que el Atleti se encontró muy trabado a la hora de crear jugadas y salir con el balón.
Un Atleti demasiado encerrado
En los primeros 45 minutos el Atleti reflejó el estilo puro de Simeone, un equipo totalmente defensivo. Más preocupado por defender que por atacar, los colchoneros veían como las llegadas madridistas se hacían cada vez más frecuentes, lo que hizo que se vieran muy superados para ejercer el despeje de la pelota.
En las pocas veces que recuperó el balón, las transiciones defensa-ataque o eran lentas o bien imprecisas y apenas llegó con peligro al área de Navas. Algo en lo que tuvo que ver la excelente presión que los de Zidane ejercían sobre ellos.
Ni el ghanés Thomas Partey, ni Saúl Ñíguez consiguieron frenar las acometidas blancas que tanto miedo pusieron entre los 150 aficionados que estaban en lo alto del Bernabéu. El único que ideaba algo, poquito, era Vitolo que, a pesar de su mal partido, se disponía a encarar al meta costarricense. Sin olvidar el contragolpe que acabó con la oportunidad de Koke que, con su tiro desde el punto de penalti, que Keylor evitó milagrosamente más otra contra conducida por Saúl, que no acertó a buscar a Costa en un dos contra uno.
Solo dos ocasiones muy claras en 90 minutos fue lo que hizo el Atlético en su visita al coliseo blanco.