Vuelta a la rutina. Así es como debe de sentirse el Real Madrid cada martes/miércoles de Champions League, su competición fetiche. El club más laureado llegaba a una nueva noche europea con las ganas de finalizar el trabajo comenzado hace una semana. El 0-3 de la ida en Turín les daba un colchón más que cómodo sobre el que recostarse. No hay mejor equipo que ellos a la hora de leer e ir más allá en dicho torneo. Porque, además de leerla, hay que saber comprenderla. Estos la entienden y mimetizan.

Turno del himno y, por tanto, de la transformación del conjunto madridista en el dragón de siete cabezas cada vez que este retumba las cuatro paredes del estadio -especialmente cuando lo hace en el Santiago Bernabéu-. Poco después, Michael Oliver golpeaba el 'gong' para dar comienzo a la contienda. ¿Paseo o vendetta? Nadie se atrevía a apostar absolutamente nada tras lo sucedido la noche anterior en la Ciudad Eterna de Roma.  Y es que cuando veas las barbas de tu vecino cortar... Precisamente, el clavo ardiendo al que se aferraba la Juventus, con algo más que la Ilíada de Homero por delante. 

El comienzo 'bianconero' soñado  

Mandžukić silenciaba el Bernabéu en la primera jugada

Y lo de esta noche no iba a ser una excepción. Al igual que ayer, el equipo más necesitado, en este caso la Juventus, salió a morder. De qué forma. En el minuto uno ya estaba Mandžukić, que volvía a ser titular por la baja de Dybala y que al rematar un envío desde el segundo palo batía a Navas. ¿Mejor guion para la emoción? Imposible. Ese hambre se siguió palpando en los minutos postreros. Entre De Sciglio y Douglas Costa se estaban dando un festín por el sector derecho. Otra vez el brasileño se marchó en carrera, pero en esta ocasión Higuaín se encontró con el cuerpo de Keylor Navas en su disparo.

Los jugadores bianconeri celebran el tanto. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL.com).
Los jugadores bianconeri celebran el tanto. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL.com).

Eso sí, el Real Madrid no tardó en despertar de su letargo. En el turno de réplica, Bale recibió un pase filtrado, aunque su disparo salió mordido y, después, denegado por Buffon, quien también sacó un taconazo del galés en el rechace. Incluso Cristiano anotó un tanto tras una nueva parada del veteranísimo guardameta de Carrara, pero no subió al marcador al estar en fuera de juego.

No es que el partido cogiese ritmo trepidante. Es que lo llevaba directamente insertado. Mandžukić no atinó a golpear el cuero cuando entraba solo al corazón del área , atajándolo in extremis el costarricense. Precisamente cogió tintes helados en el momento que De Sciglio cayó lesionado, teniendo que ser sustituido por Lichtsteiner. Todo esto a la par que el juego se detenía cada dos por tres por las faltas que se cometían por parte ambos bandos.

Mandžukić prolonga el sueño

La Vecchia Signora seguía a lo suyo. Atacar incesantemente por las bandas. Hasta la saciedad. Así llegó el primero. Y así lo hizo el segundo. Lichtsteiner le sirvió un caramelo a Mandžukić para que pusiese la testa, otra vez, y el 0-2 pasada la media hora, y el nerviosismo en el Bernabéu. El espíritu de Roma se había trasladado a Madrid. Mientras que la zona bianconera era una auténtica fiesta. No daban crédito a lo que estaba ocurriendo. 

En el descanso, Zidane vio el panorama y necesitaba insuflar aire en los pulmones de los suyos. Para ello, quitó a Bale y Casemiro, dando entrada a Asensio y Lucas. Ese lavado de cara no tardó en dar efecto. En los primeros compases, el cuadro madridista salió en tromba, llegando con más asiduidad al área juventina. Cristiano remató un pase lateral de Lucas, pero el latigazo del luso se estampó en las manos de 'Gigi'. Eso sí, parecía pactado el intercambio de golpes entre locales y los visitantes. Si primero eran los merengues quienes enseñaban los dientes, poco después lo harían los de Turín.

Buffon celebrando el tanto de Matuidi. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL.com).
Buffon celebrando el tanto de Matuidi. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL.com).

...Y Matuidi lograba la hazaña

Lo que nadie pensaba hace hora y media, cuando el silbato del colegiado inglés sonó, fue la epicidad que se venía. Matuidi dio el estacazo que faltaba para forzar la prórroga, después de que el galo aprovechase un error de Keylor para atajar el balón. 0-3. De locos lo que estaba sucediendo en el templo blanco. El Real Madrid necesitaba marcar uno si quería evitar la condena del tiempo extra.  Era el '7' quien llevaba todo el peso del peligro en sus botas. En un tiro que rebotó en zaguero rival, Buffon sacó una mano prodigiosa, echando el cadando a su arco. El mismo que se vio amenazado por un chut a la media vuelta de Varane. También se sumó el francés a la guerra.

Nunca des por muerto al Rey de Europa 

El cronómetro seguía arañando minutos. A la par que el conjunto blanco acechaba una y otra vez territorio comanche. Pero, eso sí, sin premio alguno. Lo intentaban por activa y por pasiva sin lograr encontrar la llave del candado que fortalecía la portería turinesa. Zidane había quemado sus naves. A Allegri, en cambio, le restaban dos sustituciones -quizás ya veía con buenos ojos la prórroga-.

Buffon se despidió de la Champions League con una roja

No todo estaba dicho. La Champions League guardaba un as bajo la manga. Una sorpresa en los minutos finales. Lucas caía en el área y Michael Oliver, con algo de suspense, señaló penalti. Buffon vio la roja por sus protestas al colegiado inglés (mala forma de la que despedirse de la mejor competición europea). Y Cristiano Ronaldo, esta ocasión, no falló. Fusiló a Szczesny y hacía el 1-3. El cuadro madridista estaba en las semifinales. 

Ronaldo celebra el 1-3. / Foto: uefa.com
Ronaldo celebra el 1-3. / Foto: uefa.com

Al igual que su archienemigo, el Real Madrid estuvo a punto de verse superado. Rozó un rídiculo histórico. Sin embargo, acabaron con final feliz. Salvado el obstáculo de la Juventus, ahora les toca esperar. Pero Kiev y la 13ª están cada vez más cerca.