"Llegó tarde, pero llegó", exclamaban los más de 100 aficionados azules en la grada después de los 90 minutos.

El Real Oviedo se llevó su primera victoria de la temporada en el estadio del Nástic de Tarragona con un gol en el tiempo añadido de penalti, bien ejecutado por Aarón Ñíguez, después de un partido que se complicó con el gol del equipo catalán en la primera mitad. Un 1-2 que sabe mejor gracias a la remontada final.

Nàstic y Oviedo ofrecieron un partido algo loco, con numerosas ocasiones de gol y de un juego propio de segunda división donde el partido se decidió en dos acciones puntuales, ninguna de ellas tras una acción trenzada. Penaltis fallados y muchas dudas en ambos equipos que dieron ese toque de locura a los 90 minutos, falto de buen juego, si pero divertido para el espectador. 

Pudo adelantarse en el marcador el conjunto oviedista a los 22 minutos, pero Saúl Berjón envió a las nubes un penalti en lo que podría haber sido una ocasión inmejorable para poner contra las cuerdas a un rival que no se rindió,aunque este esfuerzo no se viese traducido en ocasiones de gol.

El que no perdonaría pasados unos minutos sería el punta gallego del Nastic, Manu Barreiro, que disparó desde los once metros una pena máxima cometida por el ex grana Mossa. Con el 1-0, el Nàstic no supo gestionar el partido en la segunda mitad y se vino muy atrás, cediendo espacios a un Oviedo que tenia mas posesión y mas decisión en ataque. Linares, desacertado durante todo el duelo, no supo ser la brújula ofensiva de los suyos, pero sí Aarón Ñíguez, que acabó decidiendo el duelo.

Antes, en el minuto 71, Carlos Hernández subió el empate al marcador adelantándose a toda la defensa tarraconense, lo que sirvió a los suyos para llenarse de coraje e ir a por el duelo. El Nàstic no supo desencallar la buena presión del Oviedo y lo acusó. Ni Barreiro con una falta en la frontal, ni Uche con un remate ante Juan Carlos que se le fue lamiendo su palo derecho, supieron desencallar el empate del electrónico. La expulsión del mismo Carlos Hernández no fue suficiente para frenar a un Real Oviedo que, con uno menos, culminó la remontada en el 92' con una diana de Aarón Ñíguez de penalti, una pena máxima más que rigurosa señalada al japones Suzuki.

Primera victoria lejos del Carlos Tartiere, algo tardía quizás para unos, balsámica para otros, pero que una vez rota la mala racha, las victorias seguirían viniendo. El equipo luchó y tuvo su recompensa en los minutos finales a ese esfuerzo que Anquela lleva pidiendo desde el dia uno.