Cada club de fútbol tiene muchas historias que contar en la que cada uno de ellos siempre ha tenido luces y sombras por el camino. Dos de esos clubes están teniendo muchas luces hoy en día ya que Sevilla y Villarreal son dos de los grandes equipos españoles del Siglo XXI que están acostumbrados a jugar competiciones europeas debido a una gran gestión económica y una capacidad de fijarse en grandes jugadores al alcance de muy pocos equipos. Dos clubes que siempre tienen el mismo objetivo en liga, que es alcanzar puestos europeos.

El Sevilla venía de Segunda tras un gran final de temporada bajo los mandos de Marcos Alonso

Curiosamente, hace 19 años también peleaban por un mismo objetivo, un objetivo un tanto menos ambicioso pero vital para mantener el sitio en la élite, tener un hueco en Primera División. Data del verano de 1999, dónde el Villarreal, tras realizar una gran primera vuelta en su estreno en Primera División, se desinfló y acabó en el puesto dieciocho dónde tenía una nueva oportunidad de mantener la categoría mediante la promoción de permanencia. Pero su rival era el histórico Sevilla, un club en horas bajas que le sentó muy mal el final del Siglo XX. Los sevillistas acabaron cuartos en Segunda División in extremis y tuvieron la oportunidad de alcanzar el ascenso en esa promoción.

Una eliminatoria con el Villarreal como favorito

Aquel Villarreal no era moco de pavo, tenía un equipo con garantías de poder haber hecho algo más. Bajo el orden de José Antonio Irulegui durante casi toda la temporada, el club prescindió de sus servicios dos jornadas antes de finalizar la temporada y fue Paquito quién le relevó, una goleada ante el Racing de Santander y un empate en Extremadura no fueron suficientes para evitar la promoción pero sí para no descender automáticamente. Jugadores como Palop, Moisés (dos sevillistas en el futuro), Albelda, Craioveanu o Manuel Alfaro no fueron suficientes mimbres para evitar lo inevitable.

El Villarreal hizo una gran primera vuelta con victorias como en el Camp Nou, pero se desinfló en la segunda vuelta

En cambio, el Sevilla se postulaba como el menos favorito de la eliminatoria, pues a pesar de no jugar en la misma liga, ambos clubes se vieron las caras esa misma temporada al coincidir en la cuarta ronda de Copa del Rey, dónde el Villarreal consiguió el pase a la siguiente ronda tras ganar 1-3 en el Pizjuán. Aún así, una remontada de ocho victorias en 11 jornadas en la recta final de la temporada en Segunda División le dio la oportunidad de alcanzar ese cuarto puesto muy bien entrenado por Marcos Alonso. Vasilis Tsartas era la estrella del conjunto hispalense que contaba con grandes nombres como Olivera, Marchena, Hibic, Velasco o Quevedo.

Olivera fue uno de los mejores jugadores de aquel Sevilla. 

La eliminatoria empezó en El Madrigal el 27 de junio, y fue el Sevilla el que zanjó rápidamente el encuentro. Un gol de Tsartas en el minuto dos del encuentro fue un jarro de agua fría para los groguets, y más fue cuando al borde del descanso el griego firmó un doblete que acercaba más a los sevillistas a Primera División. Además, el conjunto amarillo se quedó con un jugador menos durante toda la mitad de la segunda parte al sufrir una expulsión por parte de Moisés tres minutos después de que entrara a los terrenos de juego. Un 0-2 en Vila-real en el que el Sevilla se veía cerca del retorno a Primera División.

Tsartas empezó lo que Quevedo culminó

A pesar de nadar a contracorriente, el Villarreal fue al Pizjuán con la intención de remontar la eliminatoria, pues se veían capaces de hacer el mismo resultado que hizo que pasaran de ronda de Copa del Rey a costa de los andaluces en esa misma campaña. Pero los hombres de Marcos Alonso sabían que estaban en su mejor momento de la temporada, y bajo el aliento de 45.000 gargantas animando la oportunidad no se podía escapar. El 30 de junio de 1999 fue una gran noche para el sevillismo, en el que a pesar de que hoy en día jugar en Europa es una obligación, no hay que olvidar que en un pasado no tan lejano los sevillistas se alegraron por lo alto por tener un puesto en Primera División.

Esa noche el Pizjuán estaba lleno a reventar, todos los preparativos para festejar el ascenso estaban preparados, sólo necesitaba certificarlo, y tras una primera parte de toma y daca para ambos equipos, fue 'Mami' Quevedo el que anotó el único y definitivo gol de la noche en un espléndido cabezazo en el minuto 50 del encuentro. Un 3-0 global para que el Sevilla retornara de nuevo su estancia en Primera División en una alegría total de los aficionados que asaltaron el césped del Sánchez Pizjuán al finalizar el partido.

La historia acabó bien para los sevillistas y mal para los castellonenses. Pero el Sevilla volvió a descender en la temporada siguiente con una pobre renta de 28 puntos, pero su siguiente aventura en Segunda División también fue efímera para que, definitivamente abandonara el 'ascensor' y comience una nueva etapa en la historia del club, la mejor de su centenaria historia. En cambio, el Villarreal descendió aquel año pero la penitencia tan sólo duró un año para que, a partir de esa nueva aventura en la máxima categoría se acostumbrara a estar en la llamada 'Liga de las estrellas' brillando de forma espectacular.