El entrenador maño, fiel a su estilo, salió al terreno de juego con su habitual esquema. Así pues, formaron de la partida cuatro defensas, cuatro hombres en forma de rombo en el centro del campo y dos delanteros en punta de ataque (1-4-4-2). Como novedad, Natxo González apostó por cubrir los puestos de la medular sin contar con la figura del mediapunta. Esta posición fue cubierta por Raúl Guti, en lugar del lesionado Oliver Buff o de Aleix Febas, que empezó desde el banquillo.

Durante toda la primera parte el Rayo Vallecano fue mejor. En especial sufrieron los laterales del Real Zaragoza que se vieron desbordados por el Rayo Vallecano. Los madrileños estuvieron muy incisivos por ambas bandas, sobre todo por la de Alberto Benito. Los laterales franjirrojos se sumaban continuamente al ataque, y llegaban hasta línea de fondo para colgar centros al área que supusieron ocasiones claras de gol para el equipo local. Alex Moreno fue un auténtico quebradero de cabeza para la zaga blanquilla. A pesar de ello, el conjunto zaragocista aguantó en defensa y se fue al descanso con empate a cero en el marcador.

Natxo González se dio cuenta de este problema defensivo, y decidió mover ficha en el descanso y cambiar el esquema aragonés. En la segunda parte, el Real Zaragoza saltó al césped con un 1-4-1-4-1. Destacan los cambios en el centro del campo, donde Iñigo Eguaras se quedó solo como pivote del equipo y se formó una línea de cuatro por delante de él. Raúl Guti y Jorge Pombo pasaron a las bandas para ayudar a los laterales maños y frenar las subidas de los laterales rivales. Por último, Borja Iglesias se quedó solo en punta de ataque.

A pesar de este cambio, dos errores individuales en defensa del Real Zaragoza condenaron al equipo y no se pudo ver si el cambio de Natxo González hubiera sido efectivo para asaltar Vallecas.