Empezaba un partido lleno de esperanzas y de incertidumbres, por lo que se jugaban ambos equipos en el verde del Arcángel. Ambos equipos presentaban muchas bajas en sus respectivas líneas, lo que hizo que ambos entrenadores tuvieran que realizar encajes de bolillos para reestructurar a sus equipos.
El Córdoba optó por seguir con su solidez atrás, pero con las líneas algo adelantadas. Una solidez que se cuestionaba por la ausencia de una pieza clave en el once como era el central Aythami. Como hombre de enganche pudo disponer de Reyes, que creó peligro en todas sus jugadas. Una defensa de cuatro al inicio que poco a poco tal y como transcurría el partido se iba quedando en defensa de tres, puesto que las subidas e internadas por banda de Galán hacían daño al equipo hispalense. Una defensa y un centro del campo bien posicionados, aunque costó crear ocasiones claras. Se veía a un Córdoba valiente sabiendo lo que se jugaba.
El filial sevillista solo podía aguantar las acometidas del equipo local. Prueba de ello es que en el minuto cuarenta fue expulsado Yan Eteki por el equipo hispalense. Una entrada dura que le supuso la segunda amarilla al mediocentro. Tevenet tuvo que reestructurar su once para evitar que el Córdoba se aprovechara de ello. Cambió a un 5-3-1, pero fue poca la solución, porque el equipo local arreaba en cada jugada sabiendo de la situación de su rival.
En la segunda parte se vio un Córdoba más volcado en el área rival. Realizó varios cambios para crear más peligro y obtener más el balón. Se jugaba con muchos cambios de juego y se disponía de claras ocasiones. El Córdoba queria más y lo intentó hasta última hora viéndose a un equipo bien plantado y sabiendo lo que quería. Ganó la partida el equipo local con su planteamiento y su ambición.