El Leganés consiguió alcanzar los cuarenta puntos en Primera División por primera vez en su historia y certificar prácticamente la salvación tras un empate a nada en Butarque ante un Deportivo que apunta a Segunda División.

Asier Garitano sabía que era un partido vital para las aspiraciones de su equipo, pero sabía que aún más para las del conjunto gallego. Así, el técnico vasco alineó a sus hombres más habituales tras tantas rotaciones en Villarreal dispuesto a amarrar una nueva victoria en casa.

A pesar de ello, y tal y como esperaba Garitano, el Deportivo fue quien comenzó más fuerte y quien se pudo adelantar en los primeros 15 minutos. Ahí el partido se pareció a la realidad y el Deportivo estaba mucho más enchufado. Sin embargo, pasados esos minutos iniciales, el conjunto madrileño empezó a adueñarse del control del partido. El Leganés recuperaba arriba el balón y jugaba por las bandas, dejando que El Zhar y Diego Rico sirvieran de balones a los atacantes, que no estuvieron muy acertados. El Deportivo empezó a retroceder y dejar sus opciones en manos de que Lucas Pérez o Adrián acertaran en alguna contra.

No quiso Garitano que el partido se convirtiese en un correcalles, por lo que en la segunda parte apostó por un ritmo de partido bajo, en el que cuantas menos cosas pasasen, mejor para el Leganés. La posesión se repartía, ya que los de Garitano no tenían prisa alguna y alargaban sus jugadas, aunque con pocas ocasiones, y los de Seedorf intentaban sin conseguirlo conectar con sus atacantes. Siovas, Bustinza y Rubén Pérez estuvieron muy atentos a todos los cortes.

Para mantener el partido en esa línea,  Garitano fue realizando sucesivamente los cambios. Primero entró Brasanac, para darle más fortaleza al centro del campo, luego Beauvue que pudo marcar en una ocasión y, por último y ya en el descuento, Raúl García.

Defendió bien el Leganés los últimos compases del partido ante un Deportivo que ni siquiera consiguió encerrarlo en su área, quizás afectado por el cansancio físico de repetir el mismo equipo en tres partidos, por lo que Garitano acabó satisfecho el partido. Un punto les valía y el plan era no arriesgarlo.