El Dépor llegaba a Butarque con la obligación de ganar para mantener vivas sus esperanzas de permanencia en Primera División. En buena racha, los de Seedorf confiaban en llevarse los tres puntos para A Coruña y apelar a la épica en las últimas cuatro jornadas. El partido fue intenso, físico y peleado por ambos equipos aunque sin muchas ocasiones. El Deportivo queda tocado y deberá esperar a un milagro para salvarse. 

El inicio, un Dépor arrolador

El Deportivo fue dueño y señor de los primeros diez minutos de partido. Como era lógico, los blanquiazules salieron a por todas y tuvieron varias oportunidades para adelantarse en el luminoso. Lucas Pérez fue el protagonista. El delantero de Monelos tuvo en sus botas las ocasiones para adelantar al Dépor. Sin embargo, no estuvo acertado y Cuéllar, el portero pepinero, realizó una gran parada. Los balones largos de Guilherme para Lucas y Adrián fueron demoledores para la defensa madrileña pero faltó acierto. Poco a poco, el Leganés fue cogiendo sensaciones a la vez que el Deportivo las iba perdiendo. 

Déficit en el juego por bandas

Seedorf apostó por un rombo en el mediocampo formado por Guilherme, Mosquera, Borges y Çolak. Borges adaptó su posición natural y jugó caído a la banda derecha, cumplió aunque se le notó que no era la posición dónde él se siente más cómodo. En el esquema planteado por el técnico holandés, Çolak, Adrián y Lucas tenían plena libertad de movimientos para lograr mejores transiciones ofensivas.

Pese a que el Dépor comenzó sintiéndose muy bien con su propuesta de juego, a lo largo de los 90 minutos el equipo acusó el déficit de juego por las bandas a la hora de atacar en campo rival. Juanfran y Luisinho no tuvieron su mejor partido y dedicaron la gran parte de sus esfuerzos en defender ambos carriles. Con los cambios, Borja Valle entró por Çolak con el objetivo de caer a una de las dos bandas, según la jugada, y solucionar así uno de los mayores problemas que ayer tuvo el equipo. Sin embargo, no se observó gran diferencia y el equipo acuso dicho déficit hasta el final del encuentro. 

Guilherme, fundamental 

Criticado en A Coruña por su nivel esta temporada, el centrocampista brasileño realizó ayer un gran partido. Sólido en defensa, generoso en las ayudas y con un gran criterio a la hora de mover el esférico. Los mejores minutos del Deportivo vinieron de la mano de Guilherme, tanto a la hora de recuperar como cuando le tocó distribuir juego en la salida de balón. Seedorf sacrificó a Mosquera y Borges para la entrada de gente de corte más ofensivo y Guilherme lo acusó. En los últimos minutos, vimos un 'Guilhe' solo, sin ayudas y prácticamente fundido a nivel físico. 

En ataque desorganizado

No por más jugadores de ataque que jueguen, el equipo atacará mejor. Empezaron Adrián y Lucas jugando arriba como dupla y terminaron jugando Borja Valle y Andone junto con los dos titulares. Paradójicamente, el equipo generó más ocasiones y de más peligros con dos atacantes en el campo que con cuatro. No hubo ideas claras en ataque (obviando los primeros diez minutos de encuentro) y el resultado es una prueba de ello. Con la llegada de Seedorf, el equipo ha mejorado en el aspecto defensivo a la vez que ha empobrecido su parcela ofensiva. 

Cuatro finales y un milagro

Con el empate de este viernes, el Deportivo deberá encomendarse a las meigas gallegas para mantener la categoría. Cuatro partidos por disputar y la permanencia a seis puntos y con el gol average en contra. Además, los cuatro encuentros son contra el Barcelona, el Celta, el Villarreal y el Valencia. Difícil pero no imposible, mientras las matemáticas no digan lo contrario. 

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