Repasando la carrera de Michael Owen, no es fácil recordar su pasado con la camiseta del Real Madrid. El que fuera ganador del Balón de Oro en 2001, llegó a la casa blanca para formar una dupla letal arriba junto a Ronaldo Nazario, y para allanar la aclimatación de uno de los fichajes (sino el que más) de la historia de Florentino Pérez: David Beckham. Conexión inglesa en el Santiago Bernabéu. Muy difícil que vuelva a ocurrir algo parecido. A partir de ahí, la trayectoria del atacante británico, no dio para mucho más.

Pero empecemos por el principio. Owen inició su carrera en el Liverpool. El equipo histórico por antonomasia en Inglaterra, vio nacer a un joven ariete rápido, habilidoso, capaz de dominar los espacios como muy pocos. En 1997 debutó y en 2001 ya había sido coronado como mejor jugador de la Tierra. Su periplo en la escuadra de su vida no tuvo la guinda con la ansiada Premier que persiguen los "reds", pero sí se llevó para casa una FA Cup, una UEFA y dos Copa de la Liga. 

En 2004 llegaría a Chamartín por unos 12 millones de euros. Y en una sola temporada, su mejor momento fue el gol que le anotó al Fútbol Club Barcelona en uno de los clásicos más recordados del "Madrid de los galácticos": 4-2. Con rumores sobre los problemas de peso que le acompañaban, la falta de un hogar (estuvo mucho tiempo viviendo en un hotel), y el poco dominio del idioma, Owen decidió volver a su casa, aunque esta vez vistiendo los colores del Newcastle.

Su llegada a los "urracas" significó un paso atrás que no volvería a recuperar. Lesiones, suplencias y poco protagonismo que lo llevaron a Manchester United (donde apenas jugó) y Stoke City. Se retiró en 2013 y desde ese momento ha estado ejerciendo de comentarista, como otros muchos ex futbolistas ingleses hacen, en la cadena BT Sports. Para Inglaterra siempre será rememorado como uno de los mejores delanteros del cambio de siglo. Para los aficionados del Real Madrid, también será el hombre que le quitó el Balón de Oro a Raúl González.