Arnáiz llegaba al Miniestadi para apoyar a sus compañeros. Los de Gerard López, que están pasando por una mala racha, querían remendar los errores que en las anteriores jornadas habían acumulado y que les habían colocado, de forma directa, en la zona de descenso.
David Costas, que cumplía sanción y Oriol Busquets, lesionado, también estuvieron presentes en el duelo que el filial azulgrana disputó contra el Rayo Vallecano, para alentar a la esperanza personificada en el Miniestadi, que al principio salió con fuerza y plantándole cara al rival, pero que poco a poco, fue anulado por la experiencia y la buena racha del rival y el infortunio, verdugo de la confianza en el tramo final y más decisivo.
Los jugadores salían al terreno de juego con la confianza por bandera y siendo conscientes de que tenían otra oportunidad para puntuar y darle un vuelco a la mala racha por la que estaban pasando. Siendo conocedores de que como rival, tenían a la experiencia y a la buena racha personificada, los de Gerard López salieron luchando por la victoria desde el principio y con una alta presión en la salida de balón.
El objetivo era conseguir los tres puntos para avanzar en la clasificación y ver un rayo de esperanza para conseguir salvar la categoría.
La suerte estaba echada en el Miniestadi. Los azulgranas eran conscientes de lo importante que era sumar a domicilio, de cara a los próximos duelos.
La exigencia se apoderaba de la confianza y con ganas de afrontar el duelo de la mejor forma posible, el filial azulgrana salía a ganar contra el tercer clasificado de la tabla, a sabiendas de que tenían por delante un verdadero reto.
Gerard López, que acusaba las bajas de los jugadores que habían sido convocados por García Pimienta para la Final Four de la UEFA Youth League.
Con un once bajo en efectivos, el filial azulgrana sí pudo contar con Jorge Cuenca y Monchu, no convocados por el técnico del Juvenil A, ya que se quedaron para ayudar al equipo a conseguir una victoria.
El técnico de Granollers apostaba por un once inicial en el que Samu Araújo, debutaría en la zaga defensiva.
Con una buena presión, los azulgranas les pusieron las cosas difíciles a los de Míchel, pero eso no fue suficiente para detener el infortunio que haría que otra derrota se enlazara a la mala racha obtenida. Con confianza y lucha hasta el final, los jugadores le plantaron cara a los franjirrojos en todo momento, quedándose a las puertas de empatar y conseguir un reparto de puntos.
La lucha por la victoria comenzaba en la primera mitad del duelo. Los de Míchel se adelantaban en el marcador con un penalti que Sergi Palencia hizo sobre Embarba y que finalmente, era transformado en gol por Raúl de Tomás, el máximo artillero de la plantilla franjirroja.
Los madrileños celebraban el primer gol con euforia y a partir de ahí, comenzaron a crecerse sobre el terreno de juego, con ganas de sentenciar el partido de una vez por todas.
La inseguridad del guardameta del conjunto franjirrojo permitió que los de Gerard López recortaran distancias en el marcador y se vieran capaces de conseguir empatar el duelo a domicilio. Al segundo gol de los de Míchel, el filial azulgrana reaccionaba con el remate potente que Monchu encajaba en la escuadra de la portería rival, poniendo el 1-2 en el marcador en el minuto 56.
En el minuto 71, Raúl de Tomás dictaba sentencia en tierras barcelonesas y ponía el 1-3 en el marcador, obligando al rival a que luchara a contracorriente por, al menos, llevarse un punto.
Con el gol de Ballou, el filial azulgrana se creyó capaz de empatar el duelo, pero el infortunio en la efectividad de cara a portería, les pasó factura una vez más.
Los azulgranas enlazaban otra derrota y el pesimismo se afincaba en el Miniestadi una vez más, permitiendo al Rayo asumir el rol de principal aspirante al ascenso directo y viéndose incapaces de salir de la mala dinámica.