Gijón es una caldera, tanto dentro como fuera de El Molinón. Los desplazamientos son tan masivos como respetuosos, llevando los colores del Sporting por bandera allá por donde el equipo vaya, sin importar el lugar. Y eso, por supuesto, se repite cada quince días en el estadio que ahora lleva como apellido ‘Enrique Castro ‘Quini’’.

Los aficionados rojiblancos no defraudan, y es por eso por lo que la venta de entradas, aún a martes, está yendo viento en popa a toda vela. En este aspecto, las entradas para la gradaa este están ya agotadas, por lo que se espera un gran ambiente en El Molinón. La ilusión embriagará en las gradas, mientras los aficionados que allí se reúnan, se dejarán la garganta solo por ver como su equipo vuelve a ganar. Una victoria tan importante como necesaria para seguir en la lucha por un ascenso que hace apenas dos meses se daba por perdido.

Sin embargo, seguramente para muchos, la victoria sea importante, pero no indispensable. El final de temporada que los rojiblancos están brindándoles a los aficionados sportinguistas es para quitarse el sombrero. El hecho de que la temporada se diese por perdida y a día de hoy sea uno de los equipos con más posibilidades de volver a la categoría de oro del fútbol español ha hecho que los aplausos se arranquen solos, independientemente del resultado. Porque ahora sí se sienten representados.

La venta de entradas continúa durante toda la semana, hasta el lleno total, o hasta la hora del partido. Los precios, los comunes durante toda la temporada, entre los veinte y los cuarenta euros, descendiendo a diez para los más pequeños. Todo está a favor para que Gijón vuelva a llevar en volandas al equipo. Y es que la ciudad, al menos, volverá a ganar, sea cual sea el resultado cuando el árbitro pite el final.