El Girona ya sabe que no disputará la Europa League la temporada que viene. La victoria del Sevilla contra el Real Madrid el pasado miércoles así lo confirmó. De nada sirven ya las cábalas que los más optimistas aún tenían en su cabeza. El conjunto de Caparrós ganó el partido aplazado y los de Machín ya solo podrán ser octavos.

Los de Machín confiaban en una derrota sevillista ante el Real Madrid para seguir soñando. Pero los nervionenses dieron la sorpresa y se impusieron 3-2 en un soberbio partido de todo el equipo. El lavado de cara que Caparrós le ha dado a su equipo es digno de admiración.

El Girona, por tanto, deberá empezar ya a hacer balance de una temporada histórica y a preparar la siguiente. La campaña rojiblanca tiene un mérito asombroso aunque el sueño europeo se haya escapado en las últimas jornadas. Antes de empezar nadie hubiera creído que los de Machín pudieran lograr lo que han hecho. Con más refuerzos y ya acostumbrados a jugar en primera, la temporada que viene puede ser la ideal para dar el salto definitivo y asentarse en posiciones europeas.

Sin embargo, aún hay cosas en juego esta temporada. Los equipos saben de sobra que no es lo mismo quedar octavo que duodécimo, porque en el reparto de derechos televisivos te toca una parte mayor. Además, las sensaciones de verte en la primera mitad de la tabla son muy positivas. Dos victorias en los dos últimos partidos ayudarían a no terminar la mejor temporada de la historia de la entidad con mal sabor de boca.

Con la caída de la resistencia gerundense ya solo quedan dos equipos en la batalla por Europa. Dos puntos separan a Sevilla y Getafe en la que es la última lucha por decidir en esta liga. Los azulones aún sueñan con su regreso a Europa y deberán esperar un pinchazo del conjunto hispalense en las dos últimas jornadas. En la lejanía aún queda el Villarreal, pero con cinco puntos de ventaja no debería tener problemas. Solo una debacle del submarino dejaría al conjunto de Calleja sin futbol europeo la temporada que viene.