Ya se sabe que el Atleti no entiende de trámites, pero con una final en menos de cinco días, muchos habrían pensado que ante el Getafe, Simeone dejaría su orgullo y no se dejaría la piel en la casa azulona. Pero nada más lejos de la realidad, la nave de Simeone volvió a dar señas del respeto por el escudo y por la competición. Salió con un equipo, que bien podría ser el que pisase el césped en Lyon el próximo miércoles. Sin canteranos, el Cholo colocó un once de gala. Griezmann y Costa en la delantera; Koke, Gabi, Thomas y Saúl en la medular, Savic y Godín de centrales, Oblak en la portería, Juanfran y Filipe Luis, recién salidos de sus respectivas lesiones. Y consiguió sumar a su casillero tres puntos más que, aunque eran importantes para quedarse como segundos en la clasificación, eran más vitales para el Getafe. Los de Bordalás se jugaban estar en Europa el próximo año.

Este Atleti no era el del Espanyol

El Atleti no quiso ni pensar en lo ocurrido la jornada anterior frente al Espanyol, donde cayeron derrotados al encajar tres goles dejando a la afición con un: “Este no es mi Atleti” y que hoy habrán dicho: “Este si es mi Atleti”. Han llevado a cabo el ‘ganar por ganar’. Ganar en Getafe para llegar a la final con la inercia más positiva.

El juego lo puso Koke

No había ocurrido nada, unos primeros minutos de adaptación para ambos hasta que Koke, en el minuto ocho, mandó el balón al fondo de la red de Guaita. Una perfecta jugada colectiva llevada por el Atlético, con pase en profundidad a una de las esquinas del área grande, donde Griezmann  giró sobre sí mismo para encontrar al vallecano, que llegaba en carrera y la cruzó para hacer el primer y único gol de los 90 minutos. El cuadro rojiblanco gozó de más y mejores ocasiones durante la primera mitad. La más clara después del gol, un mano a mano de Diego Costa con Guaita, en el que el delantero intentó batir por bajo al meta y éste adivinó su intención.

Así, en medio de este jaleo, el fútbol se quedó en un segundo plano para dar paso a un reguero de jugadas ásperas y patadas innecesarias en las que Alberola Rojas no se echó mucho la mano al bolsillo y, en ocasiones, parecía que se veía superado. Un entradón de Fajr a Juanfran, Flamini en un entradón infame por detrás a Filipe. Otros como Antunes o Damián Suárez también se fueron sin amonestar. En el Atlético también alguno, como Juanfran por una entrada a Amath. El segundo acto, dejó al Atlético con una marcha atrás y solo trataba de mantener el control. Por su parte, el Getafe quería generar peligro pero le costaba mucho. La más clara fue un disparo de Amath.

Sigue la maldición de los penaltis

Si algo se le ha dado mal al conjunto sureño esta temporada son los penaltis. No tienen acierto desde los 11 metros. Hoy, un capítulo más. Alberola pitó la pena máxima, dudosa, Fajr lanzó y Oblak paró.  Ya en el tramo final, el Atlético las tuvo de todos los colores con los de Bordalás volcados en el área rojiblanca. Torres y Gameiro, solos ante el arquero fallaron. 

Salieron vivos

Si contra el Marsella, el partido puede convertirse en una guerra de trincheras, el derbi de esta tarde ha sido el mejor test previo. Entradones, golpes, planchas, patadas, codazos, agarrones’...Más que pasar una tarde de fútbol, los aficionados que acudieron al Coliseum, asistieron a un campo de batalla. Hasta 13 faltas en una primera mitad (nueve del Getafe y cuatro del Atleti) que enfangaron el juego y acabaron con lo bueno que se vio en el primer cuarto de hora. En la segunda mitad, más de lo mismo. Y no solo era cosa de rival contra rival, sino entre los propios compañeros. Una patada de Godín a Savic acabó con el segundo en el suelo. Antes, un pelotazo de Thomas a Gabi. Por suerte, ninguno se dejó algo en Getafe y todos estarán para ir a Lyon en plenas facultades.