Todos los deportes tienen una dosis de entrenamiento, esfuerzo, planteamientos diferentes y un poco de suerte. Pero a todo eso le falta un ingrediente fundamental para conseguir las victorias. Es la fe. La motivación con la que salen los jugadores al césped de cualquier estadio hace que pueda cambiar el resultado.

Los inicios de la temporada

Todos los equipos empiezan la temporada ilusionados y con objetivos más o menos claros. Los equipos que se enfrentaban en Mendizorroza, en la penúltima jornada de esta temporada, también tenían sus objetivos. Y eran bien distintos. El Deportivo Alavés pensaba en mantener la categoría un año más, para ir afianzándose en la categoría. El Athletic de Bilbao tenía unas miras más altas y pensaba en conseguir llegar lejos en la Copa del Rey, hasta hace poco una competición en la que siempre eran protagonistas, y meterse en esos puestos que aseguran jugar partidos europeos la temporada siguiente.

Cuando los dos equipos se retiraban a los vestuarios, una vez finalizado el encuentro, sólo uno de ellos había conseguido su objetivo. Precisamente, el que más había creído en conseguirlo. El que más fe había tenido. Con mucho esfuerzo y teniendo que soportar tres cambios de entrenador, contando las actuaciones esporádicas de Javier Cabello. Un equipo que en la jornada número 13 estaba con solo 6 puntos y a 7 del descenso y que salía, tras vencer en el derby, con 18 puntos de ventaja sobre el descenso que veía tan cerca cuando llegó el Pitu Abelardo, para sustituir a Gianni de Biasi y hacer olvidar a Luis Zubeldia.

Alexis, que tuvo que retirarse por lesión, en uno de los lances del encuentro. Fuente: LaLiga
Alexis, que tuvo que retirarse por lesión, en uno de los lances del encuentro. Fuente: LaLiga

Si nos remontamos a esas primeras jornadas del Campeonato, está claro que ambos equipos empezaron mucho peor de lo que sus aficiones imaginaban en la pretemporada. Pero hay una diferencia muy clara. Así como la Catedral de San Mamés se ha ido vaciando partido tras partido sin mostrar nada a favor de sus jugadores y mostrando su descontento en muchos momentos, el Santuario de Mendizorroza ha sido el polo opuesto. Con horarios a capricho de unas televisiones sin compasión y una dirección en La Liga que piensa más en sus condiciones económicas que en los intereses de los Clubes, Mendi ha terminado la temporada siendo el estadio con más afluencia relativa de la Primera División.

Un exalavesista en las filas del Athletic y un exdel Athletic en las filas del Alavés, disputan un balón. Fuente: LaLiga
Un exalavesista en las filas del Athletic y un exdel Athletic en las filas del Alavés, disputan un balón. Fuente: LaLiga

A pesar de los duros momentos que han atravesado, los aficionados estaban ahí, llenos de esa fe y de esa ilusión que mueve montañas. Y los jugadores lo sabían. Y por eso permanecieron sobre el césped en una comunión envidiable con los aficionados, al término del encuentro. Todos aplaudían a la grada y muchos quisieron ser protagonistas y coger el micrófono para agradecer su constancia y sacrifico a lo largo de la temporada.

Los artífices del primer ascenso a Primera en la era moderna del Deportivo Alavés, fueron homenajeados en el descanso. Fuente: LaLiga
Los artífices del primer ascenso a Primera en la era moderna del Deportivo Alavés, fueron homenajeados en el descanso. Fuente: LaLiga

El último derby vasco de la temporada

El Athletic de Bilbao llevaba varios partidos titubeante. A lo largo de la temporada se han sucedido diferentes situaciones que no han terminado de estabilizar al equipo. Empezando por un entrenador, Cuco Ziganda, que ha sido cuestionado casi desde el inicio y que los aficionados no han admitido en ningún momento. La habilidad goleadora de sus delanteros de lujo, Aritz Aduriz y Raúl García, le han mantenido en el banquillo hasta el final. El culebrón de Kepa encrespó a la grada en muchos momentos y sólo le perdonó cuando vio alguna de sus intervenciones, precisamente contra el equipo que se decía que se lo quería llevar. El affaire de Iñigo Martínez les enfrentó a otro de los equipos vascos, aumentando esa absurda tirantez entre equipos vascos. Y así llegaban al último derby vasco de la temporada. Con la única esperanza, triste objetivo, de ver qué equipo vasco quedaba en peor posición en la tabla. Pero en el césped no se vieron esas ganas. Abusaron de protestas y prepotencia ante un equipo que salió convencido de que iba a ganar.

John Guidetti celebra su gol, marcado con un poco de fortuna y mucho de fe. Fuente: deportivoalaves.com
John Guidetti celebra su gol, marcado con un poco de fortuna y mucho de fe. Fuente: deportivoalaves.com

El Deportivo Alavés estuvo ausente de la competición hasta la llegada del Pitu Abelardo al banquillo. El partido en Montilivi, frente al Girona, será recordado por los aficionados alavesistas durante mucho tiempo y permanecerán en sus retinas los tres goles de Ibai Gómez, artífices de esa resurrección milagrosa. La fe con la que salieron en aquel encuentro no la han perdido durante el resto de la campaña.

Munir celebra el gol y muestra su alegría como máximo goleador del equipo. Fuente: deportivoalaves.com
Munir celebra el gol y muestra su alegría como máximo goleador del equipo. Fuente: deportivoalaves.com

Y llegaron al partido frente a los leones convencidos de que iban a conseguir la victoria. El zorro pudo con el león. Los jugadores alavesistas firmaron en el césped el manifiesto que declara como ganador de metas que superan lo deportivo a aquel equipo que más fe pone en su trabajo. Los aplausos de los jugadores al término del encuentro y la simbiosis con la grada corroboran esas palabras.