Jornada de infarto que deparaba la tarde del domingo. Hasta cinco equipos diferentes luchaban por escapar del fango de la Tercera División, pero solo dos de ellos fueron los afortunados. Tras mucho trabajo, brega, sudor y hasta lágrimas, el Atlético Baleares y la UE Olot fueron los que obraron su milagro particular.

La otra cara de la moneda fueron Formentera y Atlético Saguntino se quedaron a las puertas tras sendas derrotas, y la UE Llagostera aún con una bala en la recámara, el temido playout.

Y detrás de toda gesta, hay dos claros 'salvadores'. Raúl Garrido, que llegó a un Olot en pleno declive y a siete puntos de la salvación; y Manix Mandiola, todo un hombre milagro ya por la Segunda B que llegó a Son Malferit para sacar del pozo a un Baleares en pleno KO técnico.

Bien es cierto que hay que separar ambos casos. Aunque la dinámica final fuera la misma, los baleares eran un equipo hecho claramente para los playoffs, todo lo contrario que el Olot, un equipo que sabía que sufriría para llegar a este final. Algo que sí los une es la nula esperanza de éxito que había tanto en Garrido como en Mandiola cuando llegaron al banquillo de ambos equipos y su trabajo ha terminado pagando.

Los catalanes lo consiguieron de la forma más agónica posible: apareció Barnils en el 92' cuando ya lo tenían todo perdido ante un Elche que se jugaba la segunda plaza (2-2). Los balearicos, en cambio, fueron más prácticos e hicieron sufrir menos a los suyos (3-1) ante un Ebro que también se jugaba plaza de playoffs.