Cuatro años después, el Real Madrid vuelve a tener la oportunidad de alzarse con la corona europea en las secciones de fútbol y baloncesto. Un hito que jamás ha sucedido en los 116 años de historia del club y que puede transformarse en realidad los próximos días. En la temporada 2013/14, Sergio Ramos y su cabeza llevaron al Real Madrid al olimpo, pero el Maccabi Tel Aviv, con una actuación superlativa de Tyrese Rice, dejó a los chicos de Laso con la miel en los labios. 

Tras una temporada difícil marcada por las innumerables lesiones con las que han tenido que lidiar, el equipo de Pablo Laso selló el pasado viernes su billete a la gran final de la Final Four de Belgrado con una grandiosa victoria frente al CSKA de Moscú. Un estelar Luka Dončić y un renacido Sergio Llull guiaron al equipo y siguen permitiendo soñar con La Décima. El esloveno quiere cerrar su círculo como madridista de la mejor manera antes de poner rumbo a la mejor liga del mundo. Enfrente, estará el peor rival posible. El Fenerbahce de Željko Obradović. El técnico más grande de la historia del baloncesto europeo buscará también su décima Euroliga. 

Los pupilos de Zinedine Zidane seguirán de seguro muy de cerca la final de este domingo. La posible victoria en baloncesto debería suponer una inyección de moral extra para un grupo de jugadores que llevan un mes con la mente puesta en Kiev. Todos saben de la grandeza del escudo que defienden. De principio a fin, deberán dejarse cuerpo y alma sobre el tapete para lograr alzar el nombre de Real Madrid a lo más alto. Una vez más. Porque ambos ya saben lo que es ser campeón de Europa con la elástica blanca. Y saben también que, con esfuerzo y pundonor, volverán a serlo.